Gracias, Señor, porque Tú has hecho posible esta hermosa Jornada de Convivencia de nuestro Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebrada en Yecla el pasado día 7 de noviembre.
Gracias, Madre, porque bajo el lema “María Inmaculada camino a la Misericordia” has estado en cada uno de los actos celebrados alentándonos a seguir a tu Hijo Jesús por los caminos de la misericordia, del perdón, del servicio a los demás, del amor.
Gracias, Escuela de Yecla, porque todos vuestros miembros y componentes de ella, habéis sido para todos nosotros modelo de unión, de comunión, de ilusión desbordada, de trabajo bien hecho, de colaboración gratuita, de corazones y almas comprometidas con Jesús en toda la preparación y realización de esta Jornada de Convivencia.
Nos acogisteis, nos guiasteis desde nuestros primeros pasos por vuestra ciudad a un desayuno, preparado con exquisitos dulces elaborados por vuestras manos y ofrecidos gratuitamente.
Nos enseñasteis vuestra Basílica dedicada a la Inmaculada, de estilo neoclásico con esa cúpula blanca y azul,, representación y símbolo de toda vuestra ciudad.
Y caminamos por vuestras calles, con pancarta incluida y recibimiento y saludo del alcalde, pregonando esa alegría desbordada , la alegría del Evangelio, que sólo el Señor es capaz de infundir en cada uno de nosotros.
Y nos dirigimos a la Parroquia del Niño para celebrar nuestra Ultreya, símbolo y seña de nuestro Movimiento de Cursillos.
Y la FE se hizo visible en las hermosas palabras de nuestra hermana Azucena Orte Izquierdo. Nos recordó que es un don de Dios pero también la respuesta nuestra voluntaria y libre a esa invitación. Y que crece y se vivem como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo.
Y en la Vivencia-testimonio Juan Romero nos confirmó cómo una mirada de Jesús puede cambiar toda una vida. Y, sobre todo, cómo se puede vivir en cristiano aquí y ahora.
Y hubo resonancias y palabras de gratitud para todos los asistentes a esta Jornada y muy especialmente a la Escuela de Yecla por nuestro Presidente Miguel López Abad.
Y celebramos y vivimos la Eucaristía, donde en la homilía de nuestro Consiliario Diocesano D. Miguel Ángel Gil nos alentó y animó a seguir y a vivir siempre muy de cerca al Señor.
Y después la comida, la alegría, la fiesta, la unión y comunión de cuantos asistimos – más de doscientas cincuenta personas- a esta Jornada de Convivencia.
Y volvió a resonar esa bonita canción que tanto gusta a nuestro don Marcelo y que podría resumir muy bien este día:
«Qué detalle, Señor, has tenido conmigo, cuando me llamaste, cuando me elegiste, cuando me dijiste que Tú eras mi amigo. ¡Qué detalle, Señor, has tenido conmigo!»








