EVANGELIO DEL DÍA: Jn 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas.

Juan 10-11-18

EVANGELIO DEL DÍA:
Jn 10,11-18: El buen pastor da la vida por las ovejas.

En aquel tiempo, dijo Jesús:
-«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy se nos presenta el Señor como el Buen Pastor. El Papa Francisco en el Regina Coeli, del 26 de abril de 2015, comentaba este mismo pasaje: “El cuarto domingo de Pascua -éste- llamado “domingo del Buen Pastor”, cada año nos invita a redescubrir, con estupor siempre nuevo, esta definición que Jesús dio de sí mismo, releyéndola a la luz de su pasión, muerte y resurrección. “El Buen Pastor da su vida por las ovejas”: estas palabras se realizaron plenamente cuando Cristo, obedeciendo libremente a la voluntad del Padre, se inmoló en la Cruz. Entonces se vuelve completamente claro qué significa que Él es “el Buen Pastor”: da la vida, ofreció su vida en sacrificio por todos nosotros: por ti, por ti, por ti, por mí ¡por todos! ¡Y por ello es el Buen Pastor!”.

En el Oficio de lectura de hoy, de S. Gregorio Magno, nos comenta el significado del Buen Pastor: “Yo soy el buen pastor, que conozco a mis ovejas, es decir, que las amo, y las “mias me conocen”… Mirad si sois, en verdad, sus ovejas, si le conocéis, digo, no solo por la fe, sino también por el amor; no sólo por la credulidad, sino también por las obras. Porque el mismo Juan evangelista, que nos dice lo que acabamos de oir, añade también: “Quien dice: “Yo le conozco” y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso.”

En el corazón del buen pastor nos refleja que su amor es hasta el extremo, que no tiene limites, en él vemos su continua entrega, en él encontramos la fuente del amor, en él descubrimos que el Señor nos ama hasta dar la vida. Que nos ama y nos conoce, que ninguno esta excluido de su corazón. En esta festividad destacaría dos puntos para nuestra reflexión:

El primero, la condición de discípulo, nosotros, somos “ovejas de su rebaño”, sus ovejas escuchan su voz. Discernir su voz en medio de tanto ruido y tantas propuestas de felicidad, en medio de tantos encantadores que esclavizan, buscar lo que Dios quiere, buscar su voluntad, buscar agradarle, vivir a la escucha, acogiendo su Palabra, dejarnos interrogar por ella, acomodando nuestra vida a los planes de Dios, conforme a su querer, descubrir lo que Dios quiere.

El Segundo, la corresponsabilidad con respecto a nuestros hermanos. ¿Qué hago por los que el Señor pone en mi camino?. Ser instrumento del Señor para que lo conozcan y lo amen, colaborar en la misión de Cristo, que nadie se pierda, “Tengo, ademas, otras ovejas que no son de este redil; también a estas las tengo que traer”. La fe no se impone pero se propone, el discípulo no debe cruzarse de brazos mientras hermanos suyos anden errantes, fatigados y sin esperanza, y mucho menos, cuando el discípulo ha tenido la dicha de encontrar “la perla preciosa”, “el tesoro”, ese amor que se derrama y se ofrece por el perdón de los pecados en la Cruz para la salvación de todos los hombres. La inquietud por ser instrumento en sus manos, por irradiar ese amor, el afán, el ardor, la dedicación, el entusiasmo por acercarlos a Él, para que lo conozcan y puedan vivir en plenitud. Me costaría mucho justificar y entender una indiferencia, frialdad, desgana en el discípulo, una falta de pasión en la entrega, creo que reflejará un momento bajo, quizás, su falta de amor o su falta de encuentro con el Dios vivo que nos demanda colaboración para colmar la vida de nuestros hermanos, todos son nuestros hermanos, incluso, los que no lo saben que lo son, los que no lo conocen, los que nos puedan criticar, los que no lo aman… por ellos, derramó su sangre y mostró su perdón, “no saben lo que hacen”. Corazón que ama y que perdona.

Unido al domingo del Buen Pastor la iglesia celebra la jornada de oración por las vocaciones, pidamos al Señor por nuestros pastores -Papa, Obispo, sacerdotes- , por los  seminaristas, su perseverancia y por las nuevas vocaciones que no nos falten. Que el Señor nos bendiga con pastores santos. Feliz día del Señor, feliz domingo. Que tengas un buen día. 

Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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