EVANGELIO DEL DÍA Jn 14, 1-6: En la casa de mi Padre hay muchas moradas.

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EVANGELIO DEL DÍA
Jn 14, 1-6: En la casa de mi Padre hay muchas moradas.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Jn 17, 24-26: Deseo que estén conmigo donde yo estoy.

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo:
«Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

Mt 25, 31-46: Venid vosotros, benditos de mi Padre.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

Hoy se puede elegir alguno de los Evangelios propios del leccionario de las misas de los difuntos, por eso os propongo alguno de los posibles que sean proclamados en las celebraciones de este día. Hoy recordamos a los fieles difuntos, la Iglesia nos invita a meditar en el misterio de la muerte, en ese momento en el que seremos despojados de todo lo terreno, y seremos colmados de todo el amor de Dios. Nuestra vocación: la vida eterna.

Hoy celebramos la vida y no la muerte. Nuestra fe cristiana no celebra el culto a la muerte, sino a la vida. La misma visita a los cementerios, lugares de descanso, etimológicamente significa dormitorio- como bien recoge el pueblo fiel, “se durmieron en el Señor”. “Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”.

El Papa Benedicto XVI nos comenta esta fiesta: “Por eso, es muy significativo y apropiado que, después de la fiesta de Todos los Santos, la liturgia nos haga celebrar mañana la conmemoración de todos los Fieles Difuntos. La «comunión de los santos», que profesamos en el Credo, es una realidad que se construye aquí en la tierra, pero que se manifestará plenamente cuando veamos a Dios «tal cual es» (1 Jn 3, 2). Es la realidad de una familia unida por profundos vínculos de solidaridad espiritual, que une a los fieles difuntos a cuantos son peregrinos en el mundo. Un vínculo misterioso pero real, alimentado por la oración y la participación en el sacramento de la Eucaristía. En el Cuerpo místico de Cristo las almas de los fieles se encuentran, superando la barrera de la muerte, oran unas por otras y realizan en la caridad un íntimo intercambio de dones. En esta dimensión de fe se comprende también la práctica de ofrecer por los difuntos oraciones de sufragio, de modo especial el sacrificio eucarístico, memorial de la Pascua de Cristo, que abrió a los creyentes el paso a la vida eterna.

Uniéndome espiritualmente a cuantos van a los cementerios para rezar por sus difuntos, también yo, mañana por la tarde, acudiré a orar a la cripta vaticana, ante las tumbas de los Papas, que forman una corona en torno al sepulcro del apóstol san Pedro, y recordaré de modo especial al amado Juan Pablo II. Queridos amigos, ojalá que la tradicional visita de estos días a las tumbas de nuestros difuntos sea una ocasión para pensar sin temor en el misterio de la muerte y mantener la incesante vigilancia que nos prepara para afrontarlo con serenidad. Que en esto nos ayude la Virgen María, Reina de los santos, a la que ahora nos dirigimos con confianza filial.”

Es bueno y grato a Dios orar por los difuntos.
Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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