EVANGELIO DEL DÍA: Jn 15,9-11: Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría llegue a plenitud.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Jn 15,9-11: Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría llegue a plenitud.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor;
lo mismo que yo he guardado
los mandamientos de mi Padre
y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros,
y vuestra alegría llegue a plenitud.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy, seguimos con la invitación de continuar unidos al Señor, “Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría sea plena”, para que su amor inunde nuestra vida y su gozo habite en nosotros y nuestra alegría sea completa.

El Papa BenedictoXVI en el mensaje para la jornada mundial de la juventud del 2012 profundizó en el don de la alegría, destacare simplemente algunos subrayados que nos puedan ayudar para nuestra meditación: “la alegría es un elemento central de la experiencia cristiana. […] La Iglesia tiene la vocación de llevar la alegría al mundo, una alegría auténtica y duradera, aquella que los ángeles anunciaron a los pastores de Belén en la noche del nacimiento de Jesús. […]

1. Nuestro corazón está hecho para la alegría. La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar «sabor» a la existencia. […] Cada día el Señor nos ofrece tantas alegrías sencillas: la alegría de vivir, la alegría ante la belleza de la naturaleza, la alegría de un trabajo bien hecho, la alegría del servicio, la alegría del amor sincero y puro.

2. Dios es la fuente de la verdadera alegría. En realidad, todas las alegrías auténticas, ya sean las pequeñas del día a día o las grandes de la vida, tienen su origen en Dios. […] Dios nos ha creado a su imagen por amor y para derramar sobre nosotros su amor, para colmarnos de su presencia y su gracia. Dios quiere hacernos partícipes de su alegría. […] Este amor infinito de Dios para con cada uno de nosotros se manifiesta de modo pleno en Jesucristo. En Él se encuentra la alegría que buscamos. […] La primera causa de nuestra alegría es la cercanía del Señor, que me acoge y me ama. En efecto, el encuentro con Jesús produce siempre una gran alegría interior.

3. Conservar en el corazón la alegría cristiana. […] Buscar la alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer cada día su presencia, su amistad: «El Señor está cerca»; es volver a poner nuestra confianza en Él, es crecer en su conocimiento y en su amor.

4. La alegría del amor. La alegría está íntimamente unida al amor; ambos son frutos inseparables del Espíritu Santo. El amor produce alegría, y la alegría es una forma del amor. La beata Madre Teresa de Calcuta, recordando las palabras de Jesús: «hay más dicha en dar que en recibir», decía: «La alegría es una red de amor para capturar las almas. Dios ama al que da con alegría. Y quien da con alegría da más». El siervo de Dios Pablo VI escribió: «En el mismo Dios, todo es alegría porque todo es un don»

5. La alegría de la conversión. […] La voluntad de Dios es que nosotros seamos felices. Por ello nos ha dado las indicaciones concretas para nuestro camino: los Mandamientos. Cumpliéndolos encontramos el camino de la vida y de la felicidad.

6. La alegría en las pruebas. […] el cristiano auténtico no está nunca desesperado o triste, incluso ante las pruebas más duras, y muestran que la alegría cristiana no es una huída de la realidad, sino una fuerza sobrenatural para hacer frente y vivir las dificultades cotidianas. Sabemos que Cristo crucificado y resucitado está con nosotros, es el amigo siempre fiel. Cuando participamos en sus sufrimientos, participamos también en su alegría. Con Él y en Él, el sufrimiento se transforma en amor. Y ahí se encuentra la alegría.

7. Testigos de la alegría. […] No se puede ser feliz si los demás no lo son. Por ello, hay que compartir la alegría. Id a contar a los demás jóvenes vuestra alegría de haber encontrado aquel tesoro precioso que es Jesús mismo. No podemos conservar para nosotros la alegría de la fe; para que ésta pueda permanecer en nosotros, tenemos que transmitirla. […] tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe. El Evangelio es la «buena noticia» de que Dios nos ama y que cada uno de nosotros es importante para Él. Mostrad al mundo que esto de verdad es así. Por lo tanto, sed misioneros entusiasmados de la nueva evangelización. Llevad a los que sufren, a los que están buscando, la alegría que Jesús quiere regalar.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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