EVANGELIO DEL DÍA: Jn 3,1-8: El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Jn 3,1-8: El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.

Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
– «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.»
Jesús le contestó:
– «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.»
Nicodemo le pregunta:
– «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? »
Jesús le contestó:
– «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy aparece el encuentro del Señor con Nicodemo y el tema central que se plantea es: La necesidad de nacer de nuevo.
¿Es esto posible? ¿Qué quiere decir esto?
Esto significa que nuestros criterios pueden estar movidos no por el hombre nuevo que restaura el Señor resucitado, sino más bien con los criterios de nuestro mundo y necesitan una transformación o un cambio, cuando la actuación es mundana, decimos también, según la carne. Vivimos según la carne cuando nuestros criterios coinciden con los que mueven el mundo. ¿Cómo podemos saber si nosotros participamos de ellos? ¡Examinando lo que hay detrás de las decisiones, pequeñas o grandes, que tomamos en nuestra vida! A veces podemos comprobar que hay un enorme abismo entre lo que decimos creer y lo que, de hecho, mueve nuestra vida. El espíritu de nuestro mundo como no estemos alerta nos puede influir más de lo que pensamos, casi sin darnos cuenta podemos estar anhelando el prestigio, el interés, la comodidad, el poder… Por eso, los cristianos algunas veces dejamos mucho que desear y en medio de nuestro mundo no somos luz, porque nos mueven los mismos criterios que los que no han conocido al Señor o no creen, valoramos con los mismos criterios del mundo, así que el Papa Francisco no para de advertirnos que no nos dejemos mundanizar.
Hay una manera “nueva” de vivir, el hombre nuevo, la manera según el Espíritu. Vivimos según el Espíritu cuando descansamos en el Señor, cuando aprendo a querer lo que Dios quiere, cuando busco su voluntad, cuando aprendo a morir a mi yo y no llevo obsesivamente el control de mi mismo, cuando no busco mis intereses.

En palabras del Papa Benedicto XVI, en la homilia del 26 de marzo de 2006 nos presenta a Nicodemo: “El evangelio nos presenta a un personaje de nombre Nicodemo, miembro del Sanedrín de Jerusalén, que de noche va a buscar a Jesús. Se trata de un hombre de bien, atraído por las palabras y el ejemplo del Señor, pero que tiene miedo de los demás, duda en dar el salto de la fe. Siente la fascinación de este Rabbí, tan diferente de los demás, pero no logra superar los condicionamientos del ambiente contrario a Jesús y titubea en el umbral de la fe. ¡Cuántos, también en nuestro tiempo, buscan a Dios, buscan a Jesús y a su Iglesia, buscan la misericordia divina, y esperan un «signo» que toque su mente y su corazón! Hoy, como entonces, el evangelista nos recuerda que el único «signo» es Jesús elevado en la cruz:  Jesús muerto y resucitado es el signo absolutamente suficiente. En él podemos comprender la verdad de la vida y obtener la salvación. Este es el anuncio central de la Iglesia, que no cambia a lo largo de los siglos. Por tanto, la fe cristiana no es ideología, sino encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado. De esta experiencia, que es individual y comunitaria, surge un nuevo modo de pensar y de actuar:  como testimonian los santos, nace una existencia marcada por el amor.”

En el Evangelio se nos invita a “nacer de nuevo” podría resumirse con esta exhortación: Vivamos con los mismos sentimientos y criterios que nuestro Señor.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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