EVANGELIO DEL DÍA: Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Jn 6,51-58: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
– «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí:
– «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
– «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hom­bre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resu­citaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera be­bida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mi.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vues­tros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy, continuamos con el discurso del Pan de Vida. Nos introducimos en la gracia de la Eucaristía, “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en Él”. Francisco Suarez, filósofo, teólogo , jurista español y jesuita, decía que: “Los demás sacramentos nos comunican la gracia, pero éste nos da el mismo Autor de la gracia: Jesucristo”. La comunión eucarística es un intercambio de vida. Nos acercamos a comulgar y el Señor nos ofrece su carne para que su vida sea nuestra vida; nos acercamos a recibir el pan de la vida y le hacemos entrega a Cristo de nuestra propia existencia para que nuestra vida sea la suya. Cristo nos da su Cuerpo para que seamos su presencia en este mundo: pan partido, servicio de amor, presencia humanizadora y divinizadora a la vez, palabra de Evangelio y amor que traduce en obras la benevolencia del Padre.

El Papa Francisco comenta este pasaje en el ángelus del 16 de agosto de 2015: “El pasaje de hoy presenta la última parte de ese discurso (el Pan de la Vida), y hace referencia a algunos entre la gente que se escandalizaron porque Jesús dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. El estupor de los que lo escuchan es comprensible; Jesús, de hecho, usa el estilo típico de los profetas para provocar en la gente -y también en nosotros- preguntas y, al final, suscitar una decisión. Antes que nada las preguntas: ¿qué significa “comer la carne y beber la sangre” de Jesús? ¿es sólo una imagen, una forma de decir, un símbolo, o indica algo real? Para responder, es necesario intuir qué sucede en el corazón de Jesús mientras parte el pan para la muchedumbre hambrienta. Sabiendo que deberá morir en la cruz por nosotros. Jesús se identifica con ese pan partido y compartido, y eso se convierte para Él en “signo” del Sacrificio que le espera. Este proceso tiene su culmen en la Última Cena, donde el pan y el vino se convierten realmente en su Cuerpo y en su Sangre. Es la Eucaristía, que Jesús nos deja con una finalidad precisa: que nosotros podamos convertirnos en una sola una cosa con Él. De hecho dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Ese “habitar”: Jesús en nosotros y nosotros en Jesús. La comunión es asimilación: comiéndole a Él, nos hacemos como Él. Pero esto requiere nuestro “si”, nuestra adhesión a la fe…Nutrirnos de ese “Pan de Vida” significa entrar en sintonía con el corazón de Cristo, asimilar sus elecciones, sus pensamientos, sus comportamientos. Significa entrar en un dinamismo de amor y convertirse en personas de paz, personas de perdón, de reconciliación, de compartir solidario. Lo mismo que hizo Jesús… Vivir en comunión real con Jesús en esta tierra, nos hace pasar de la muerte a la vida. El Cielo comienza precisamente en esta comunión con Jesús”.

Feliz domingo, feliz día del Señor. Feliz alimento que nos da la vida eterna. San Pablo nos invita a imitar el fervor de los primeros cristianos: “Celebrad constantemente la Acción de Gracias a Dios Padre, por todos, en nombre de Ntro. Señor Jesucristo”.

Que tengáis un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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