EVANGELIO DEL DIA:
JUAN 20,24-29: Bienaventurados los que crean sin haber visto.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
Celebramos hoy la fiesta de un Apóstol, la memoria de Santo Tomas, ha pasado como el “incrédulo”, debido al pasaje pascual donde comunica al resto de los apóstoles que: “ si no lo veo no lo creo”, él, que había confesado estar dispuesto a dar su vida por Jesús, acompañarle hasta la muerte, ahora, cuando le comunican que hemos visto al Señor, lo pone en duda, y expresa el sentir del pensamiento empírico, muy cercano a la cultura de nuestros días, de lo factible, lo que no puedo comprobar, se pone en duda su realidad.
El Papa Benedicto XVI dedicó a cada uno de los apóstoles unas catequesis, traemos aquí, la Audiencia General del 27 de septiembre de 2006, fue dedicada a Sto. Tomás: “el evangelio de san Juan lo llama a veces con el apodo de «Dídimo», que en griego quiere decir precisamente «mellizo». […] rasgos significativos de su personalidad. El primero es la exhortación que hizo a los demás apóstoles cuando Jesús, en un momento crítico de su vida, decidió ir a Betania para resucitar a Lázaro, acercándose así de manera peligrosa a Jerusalén. En esa ocasión Tomás dijo a sus condiscípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él». Esta determinación para seguir al Maestro es verdaderamente ejemplar y nos da una lección valiosa: revela la total disponibilidad a seguir a Jesús hasta identificar su propia suerte con la de él y querer compartir con él la prueba suprema de la muerte.
[…] Una segunda intervención de Tomás se registra en la última Cena. En aquella ocasión, Jesús, prediciendo su muerte inminente, anuncia que irá a preparar un lugar para los discípulos a fin de que también ellos estén donde él se encuentre; y especifica: «Y adonde yo voy sabéis el camino». Entonces Tomás interviene diciendo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». En realidad, al decir esto se sitúa en un nivel de comprensión más bien bajo; pero esas palabras ofrecen a Jesús la ocasión para pronunciar la célebre definición: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».
[…] El caso del apóstol Tomás es importante para nosotros al menos por tres motivos: primero, porque nos conforta en nuestras inseguridades; en segundo lugar, porque nos demuestra que toda duda puede tener un final luminoso más allá de toda incertidumbre; y, por último, porque las palabras que le dirigió Jesús nos recuerdan el auténtico sentido de la fe madura y nos alientan a continuar, a pesar de las dificultades, por el camino de fidelidad a él.”
Gracias a la confesión de fe: “Señor mío, Dios mío” , nos encontramos con otra bienaventuranza, la misma que recibió la Santísima Virgen en el encuentro con su prima Santa Isabel: “ Dichosa tú que has creido”, -dice el Señor: “Dichosos los que crean”. Podemos detenernos hoy y agradecer el regalo, el don de la fe. Ella nos aporta alegría, la alegría que nos trae el Señor, la alegría de seguirle, en palabras del Papa Emerito Benedicto XVI: “Tener fe, es encontrar a este “Tu”, Dios, que me sostiene y me concede la promesa de un amor indestructible que no sólo aspira a la eternidad sino que la dona; es confiarme a Dios con la actitud del niño, quién sabe bien que todas sus dificultades, todos sus problemas están asegurados en el “tu” de la madre. Y esta posibilidad de salvación a través de la fe es un don que Dios ofrece a todos los hombres.” (Audiencia, 24 de octubre 2012)
Que tengas un buen día .
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.