EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 12,13-21: Rico ante Dios.
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
–Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
El le contestó:
–Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros ?
Y dijo a la gente:
–Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola:
–Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.
Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».
Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?»
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy nos invita a ser ricos ante Dios, a detenernos y reflexionar como es nuestra relación con los bienes materiales, se nos exhorta a atesorad los bienes de arriba, ¿De que le vale a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? Nos hace una llamada a no apegar el corazón a los bienes de este mundo, todo pasa, no pueden saciar el hambre y sed de dicha que ansia el hombre. La recomendaciones que nos hace el Señor es “guardaos de toda clase de codicia”. Decía el cura de Ars, hoy 4 de agosto, celebramos la memoria de este gran sacerdote, modelo para todos los sacerdotes del mundo,: “cuanto más pobre se hace uno por Jesucristo, tanto más rico se es por Jesucristo”. El pasaje evangélico nos presenta una parábola en la que al personaje de la misma es llamado necio porque puso su ilusión en atesorar, su seguridad en las cosas materiales, para los cristianos, el verdadero tesoro que debemos encontrar es Jesucristo, y él nos invita a aspirar a “las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”.
El Papa emérito, Benedicto XVI, nos da una catequesis sobre este mismo pasaje evangélico, en el ángelus del 1 de agosto de 2010: “En el Evangelio de este domingo, la enseñanza de Jesús se refiere precisamente a la verdadera sabiduría y está introducida por la petición de uno entre la multitud: «Maestro, di a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Jesús, respondiendo, pone en guardia a quienes le oyen sobre la avidez de los bienes terrenos con la parábola del rico necio, quien, habiendo acumulado para él una abundante cosecha, deja de trabajar, consume sus bienes divirtiéndose y se hace la ilusión hasta de poder alejar la muerte. «Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?”». El hombre necio, en la Biblia, es aquel que no quiere darse cuenta, desde la experiencia de las cosas visibles, de que nada dura para siempre, sino que todo pasa: la juventud y la fuerza física, las comodidades y los cargos de poder. Hacer que la propia vida dependa de realidades tan pasajeras es, por lo tanto, necedad. El hombre que confía en el Señor, en cambio, no teme las adversidades de la vida, ni siquiera la realidad ineludible de la muerte: es el hombre que ha adquirido «un corazón sabio», como los santos.”
“La figura de san Juan María Vianney, el cura de Ars, quien guió con su ejemplo el Año sacerdotal recién concluido y a cuya intercesión confío de nuevo a todos los pastores de la Iglesia. Empeño común de estos santos fue salvar a las almas y servir a la Iglesia con sus respectivos carismas, contribuyendo a renovarla y a enriquecerla. Estos hombres adquirieron «un corazón sabio» acumulando lo que no se corrompe y desechando cuanto irremediablemente es voluble en el tiempo: el poder, la riqueza y los placeres efímeros. Al elegir a Dios, poseyeron todo lo necesario, pregustando desde la vida terrena la eternidad”
Que tengas un buen día. Es Domingo el día del Señor. Feliz Domingo.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.
