EVANGELIO DEL DÍA: Lc 21,5-19: Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 21,5-19: Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
-Maestro, ¿cuándo va a ser éso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
El contestó:
-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.
Luego les dijo:
-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

PISTAS PARA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy nos presenta una parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, donde invita a los discípulos a no tener miedo, sino a afrontar las dificultades con confianza, a vivir este tiempo como un tiempo de testimonio y perseverancia. El Papa Francisco comenta este mismo pasaje en el ángelus del 15 de noviembre del 2015: “Contiene algunos elementos apocalípticos, catástrofes…sin embargo, estos elementos no son la cosa esencial del mensaje. El núcleo central en torno al cual gira el discurso de Jesús es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, y su regreso al final de los tiempos… Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo os quisiera preguntar: ¿cuántos de vosotros pensáis en esto? Habrá un día en que yo me encontraré cara a cara con el Señor. Y esta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos un tiempo o un lugar, vamos al encuentro de una persona: Jesús”.

En el Evangelio de hoy es el mismo Señor el que nos invita a no tener miedo, cuando veas que ocurren estas cosas, normalmente negativas, el lenguaje conocido como apocalíptico, siempre nos pone con el final de los tiempos, nos coloca delante estampas de sufrimiento, de dolor, violencia, hambre, catástrofes… Sin embargo sobresale la invitación de Nuestro Señor a no tener miedo, nos sigue invitando a confiar, «ni un solo cabello de la cabeza se desprende», al Señor les preocupan tus cosas, aunque te puedan parecer insignificantes, no te deja, se preocupa de lo que a ti te preocupa y termina con la llamada a perseverar, solo perseverando alcanzaremos la salvación. Ya nos avisa que cuando sucedan estas persecuciones tendremos la oportunidad de dar testimonio, lo que aparentemente es negativo, mirado desde los ojos humanos, el Señor, puede transformarlo en bien, el amor todo lo transforma y todo es una oportunidad para crecer amando. Podremos dar testimonio, no te preocupes, tú, confía.

En este domingo celebramos la Jornada Mundial de los Pobres, cuando se instituyo en el 2017 el Papa Francisco “invitaba a toda la iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener, la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad”. El lema de este año es “La esperanza de los pobres nunca se frustrará”. “Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin “peros” ni “condiciones”: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios” (P. Francisco, Jornada Mundial Pobres 2017).

Es domingo, día del Señor, que la jornada de hoy intensifiques los momentos de alabanza y encuentro con Él.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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