EVANGELIO DEL DÍA: Lc 4,31-37: Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 4,31-37: Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
-¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: El Santo de Dios.
Jesús le intimó:
-¡Cierra la boca y sal!
El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
-¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.
Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy, el Señor cura a un poseso. Las gentes que presenciaron la liberación del endemoniado se quedaron admiradas por el poder del Señor. El mensaje principal del Evangelio no es manifestarnos el poder del mal, sino que Dios nos ama y nos ofrece su misericordia. Cuántos motivos para la alegría tenemos en esta verdad. Todos nuestros sentimientos de culpa, nuestros remordimientos, etc., encuentran su perdón en Cristo Jesús. El Señor aparece liberando al hombre del mal que lo esclaviza, el Señor es el único salvador del hombre. Hace crecer en las personas lo bueno y lo verdadero que Dios ha dado a cada persona. El pasaje pone el acento en su enseñar con autoridad, la enseñanza del Señor esta unida a su vida y en este sentido su vida fue una continua enseñanza. Su autoridad no se impone a la fuerza, sino que su fuerza esta en su coherencia de vida, toda una llamada para nosotros a vivir en verdad.

El Papa Francisco comenta este pasaje evangélico en el ángelus del 28 de enero de 2018: “En la sinagoga de Cafarnaún hay un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se manifiesta gritando estas palabras. “¿que tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quien eres tú: el Santo de Dios”. El diablo dice la verdad: Jesús ha venido para destruir al diablo, para destruir al demonio, para vencerlo. Este espíritu inmundo conoce el poder de Jesús y proclama también la santidad. Jesús lo grita, diciéndole: “Cállate y sale de él”. Estas pocas palabras de Jesús bastan para obtener la victoria de Satanás, el cual sale de ese hombre “agitándole violentamente”, dice el Evangelio.

Este hecho impresiona mucho a los presentes; todos se quedaron pasmados y se preguntan: “¿Qué es esto?[…] Manda hasta los espíritus inmundos y le obedecen”. El poder de Jesús confirma la autoridad de su enseñanza. Él no pronuncia solo palabras, sino que actúa. Así manifiesta el proyecto de Dios con las palabras y con el poder de las obras. En el Evangelio, de hecho, vemos que Jesús, en su misión terrena, revela el amor de Dios tanto con la predicación como con innumerables gestos de atención y socorro a los enfermos, a los necesitados, a los niños, a los pecadores. Jesús es nuestro Maestro, poderoso en palabras y en obras. Jesús nos comunica toda la luz […]; nos comunica también la fuerza necesaria para superar las dificultades, las pruebas, las tentaciones.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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