EVANGELIO DEL DÍA
Lc 6,36-38: La medida con que midiereis se os medirá.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy concluye con una máxima: “La medida que uséis, la usaran con vosotros”. Esto ya nos debería de servir para sacar lo mejor de nosotros mismos. Si pusiéramos en funcionamiento esta regla, intentaríamos -aunque fuera egoístamente hablando- excedernos en generosidad, entrega, donación, bondad, comprensión, estima, aprecio, valoración, y un largo etcétera, ya que a todos nos gusta que se nos tenga en cuenta, nos quieran y comprendan. Nuestra medida, seguro que seria generosa, aunque fuera pensando en lo que nos repercute.
El pasaje de hoy me invita a la compasión y misericordia para con el prójimo que por alguna circunstancia me ofenda. La compasión de Dios, nos tiene que impulsar a vivir la misericordia para con los otros. Y es que una ofensa no se resuelve con otra. La única y verdadera solución es la caridad. Jesucristo nos enseño con su misma vida “que nadie ama más que aquel que da la vida” y su vida fue una entrega por amor. Enseñándonos así el camino del amor y siendo ejemplo de cómo se ama; allí está la medida, ese es nuestro parámetro. Contemplemos el proceder del Señor.
El Papa Francisco profundiza en el ángelus del 24 de febrero de 2019: “«Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso» […]No hay nada más grande y más fecundo que el amor: confiere a la persona toda su dignidad, mientras que, por el contrario, el odio y la venganza la disminuyen, desfigurando la belleza de la criatura hecha a imagen de Dios.
[…] En cambio, si nuestros corazones se abren a la misericordia, si el perdón se sella con un abrazo fraternal y los lazos de comunión se fortalecen, proclamamos ante el mundo que es posible vencer el mal con el bien. A veces es más fácil para nosotros recordar las injusticias que hemos sufrido y el mal que nos han hecho y no las cosas buenas; hasta el punto de que hay personas que tienen este hábito y se convierte en una enfermedad. Son “coleccionistas de injusticias”: solo recuerdan las cosas malas que les han hecho. Y este no es el camino. Tenemos que hacer lo contrario, dice Jesús. Recordar las cosas buenas, y cuando alguien viene con una habladuría y habla mal de otro, decir: “Sí, quizás… pero tiene esto de bueno…”. Invertir el discurso. Esta es la revolución de la misericordia.”El Evangelio nos pide a gritos una conversión; de lo contrario es imposible cumplir la consigna del Señor: no juzguéis, dad, perdonad. Si experimentamos ese perdón de Dios, podemos comenzar a perdonar con el amor con que hemos sido perdonados por el Señor. El Señor nos invita a responder con amor ante la ofensa. Si hay amor por el prójimo, entonces estamos cerca de Dios y Él vive en nosotros.
Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.