EVANGELIO DEL DÍA Lc 6,6-11: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?

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EVANGELIO DEL DÍA
Lc 6,6-11: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy el Señor aborda el tema del sábado, cuestión que aparece muchas veces en sus enseñanzas, para los judíos el sábado tenia una importancia tremenda, vinculado a su fe en Dios, es un día consagrado a Yahvé, lo entendía como dar gloria a Dios, con el tiempo pasa a ser su identidad más profunda y tocaba la ley mosaica. Desde esta situación, para los judíos, el Señor les parece un irreverente y un provocador al tocar el sábado. Sin embargo, el Señor no busca la provocación por la provocación, más bien les interroga para que piensen: ¿Qué está permitido hacer en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar a un hombre o dejarlo morir? La curación de ese hombre se convierte en signo de que el sábado se hizo para el hombre y que prima el bien siempre, es la búsqueda del bien lo que agrada a Dios, lo que Dios quiere. “He aquí la primera actitud requerida: alejarse del mal. Pero no es suficiente. “aprended a hacer el bien” […] esta es la regla de conversión: alejarse del mal y aprender a hacer el bien”. (P. Francisco en las misas matutinas Santa Marta, 14 de marzo de 2017). A veces, se nos presenta una elección que no es entre el bien y el mal, sino entre un bien y otro bien; se trata por tanto de ver qué es lo que Dios quiere de nosotros en cada circunstancia precisa. Sepamos esforzarnos por hacer, no sólo el bien en general, sino el mayor bien en cada situación particular. Preguntémosle con frecuencia al Espíritu Santo, en un ambiente de oración, de abandono a la voluntad de Dios, de apertura, qué es lo que quiere de nosotros. No emprendamos nada sin consultarle antes.

También hoy celebramos la memoria de una santa, cercana en el tiempo a nosotros, madre Teresa de Calcuta, contemporánea de alguno de nosotros, acudo para su biografía a la oficial ofrecida por el Vaticano sobre ella, resalto algunos puntos: “De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja Católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”. De pequeña estatura, firme como una roca en su fe, a Madre Teresa de Calcuta le fue confiada la misión de proclamar la sed de amor de Dios por la humanidad, especialmente por los más pobres entre los pobres. “Dios ama todavía al mundo y nos envía a ti y a mí para que seamos su amor y su compasión por los pobres”. Fue un alma llena de la luz de Cristo, inflamada de amor por Él y ardiendo con un único deseo: “saciar su sed de amor y de almas” . […] Caracterizada por su caridad, altruismo y coraje, por su capacidad para el trabajo duro y por un talento natural de organizadora, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría. […], la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón y el deseo de saciar la sed de Jesús se convirtió en la fuerza motriz de toda su vida. […] Comenzaba cada día entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y salía de casa, con el rosario en la mano, para encontrar y servir a Jesús en “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba”. Después de algunos meses comenzaron a unirse a ella, una a una, sus antiguas alumnas. […] Toda la vida y el trabajo de Madre Teresa fue un testimonio de la alegría de amar, de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, del valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y del valor incomparable de la amistad con Dios.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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