EVANGELIO DEL DÍA: Lc 9,46-50: Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 9,46-50: Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante.

Se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante. Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante». Entonces Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros». Jesús le respondió: «No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy comienza presentándonos a los discípulos en medio de una discusión, el tema sobre quien es el más importante. Aunque seguían al Señor no estaban libres de las influencias mundanas, no vivían al margen de las preocupaciones de su cultura, intentaban conciliar la Buena Nueva con el espíritu de este mundo. Sin embargo, el Señor aprovecha las circunstancias para formarlos, “El más pequeño es el más importante”. Nos recuerda que una condición para seguir a Jesús es la humildad. Ser humildes es vivir en la verdad de nuestro propio ser. Ejercitémonos en la humildad de pensamiento, que nuestra razón se deje iluminar por la fe y por la caridad. ¡Qué mayor recompensa saber que en la medida en que nos hagamos humildes seremos grandes para Dios! El propio Señor nos enseñó el camino: “Aprended de Mí que soy manso y humilde”. El Papa Francisco en la homilía del Domingo de Ramos, 29 de marzo 2015, profundiza en el camino de la humildad: “La humillación de Jesús. Esta palabra nos desvela el estilo de Dios y, en consecuencia, aquel que debe ser el del cristiano: la humildad. Un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde.

Humillarse es ante todo el estilo de Dios […] Es el camino de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación. […] la humildad quiere decir también servicio, significa dejar espacio a Dios negándose a uno mismo, «despojándose», como dice la Escritura. Este «despojarse» es la humillación más grande.
Hay otra vía, contraria al camino de Cristo: la mundanidad. La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito… Es la otra vía. El maligno se la propuso también a Jesús durante cuarenta días en el desierto. Pero Jesús la rechazó sin dudarlo. Y, con él, solamente con su gracia y con su ayuda, también nosotros podemos vencer esta tentación de la vanidad, de la mundanidad, no sólo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida.”

Todo el camino de Ntro. Señor fue un abajarse, un anonadamiento, un entrar en el camino de la pequeñez. No es fácil debido a nuestra soberbia entrar por los senderos de la verdadera humildad, propongo terminar con la oración del Cardenal Merry del Val, pidiéndole al Señor que nos ayude a desearla:

«Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.
(Después de cada frase decir: Líbrame Jesús)
Del deseo de ser lisonjeado,
Del deseo de ser alabado,
Del deseo de ser honrado,
Del deseo de ser aplaudido,
Del deseo de ser preferido a otros,
Del deseo de ser consultado,
Del deseo de ser aceptado,
Del temor de ser humillado,
Del temor de ser despreciado,
Del temor de ser reprendido,
Del temor de ser calumniado,
Del temor de ser olvidado,
Del temor de ser puesto en ridículo,
Del temor de ser injuriado,
Del temor de ser juzgado con malicia
(Después de cada frase decir: Jesús dame la gracia de desearlo)
Que otros sean más amados que yo,
Que otros sean más estimados que yo,
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,
Oración:
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.»

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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