EVANGELIO DEL DÍA: MATEO 10,34-11,1: No he venido a sembrar paz, sino espada.

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EVANGELIO DEL DÍA:
MATEO 10,34-11,1: No he venido a sembrar paz, sino espada.

Jesús a sus apóstoles: No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy utiliza un lenguaje que nos cuesta trabajo atribuírselo al Señor, a primera vista diríamos que no, que no es su estilo: “no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre…” cuesta mucho trabajo encajarlo en los mensajes de: “Dichosos los que trabajan por la paz…” -en las bienaventuranzas-, el Señor que es el príncipe de la paz, que es capaz de dar su vida perdonando, nos plantea todo un dilema, pero no vamos a dudar de lo que nos han transmitido la tradición cuando nos han entregado dichas palabras expresadas por el mismo Jesucristo, lo lógico es que las veamos en la totalidad de su mensaje y dentro de su predicación cuestionarnos a que se esta refiriendo cuando se nos expresa de este modo, ¿entonces? ¿que “paz” es a la que se esta refiriendo en el Evangelio? No será más bien, que paz no es igual que tranquilidad para un cristiano, que la paz que nace de la justicia lleva a combatir contra el mal, que paz no es lo mismo que ausencia de conflictos, el amor esta en conflicto contra el pecado y todos sus derivados de mal, entonces es muy lógico que nos chirríe el oído al oírle hablar de violencia, separación, ruptura,… pero entendible cuando la violencia y la ruptura es contra el mal, contra los poderes de este mundo que dificultan la instauración de su reino, el cristiano esta en combate contra el pecado, y no puede cruzarse de brazos, ni callarse, ante las manifestaciones del mal, la manipulación, el engaño, la confusión, el crimen, y un largo etcétera que es lo que engendra el maligno.
Otro punto para nuestra meditación: “el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.” El Señor nos presenta como condición para el seguimiento el abrazar nuestra cruz, no huir de ella, y nos pide la entrega total a la causa del Reino. Esa es la única razón válida para Él. Por el Reino hay que dejarlo todo. Radicalmente. Totalmente

El Señor nos pide un amor por encima de todas las cosas, incluso las más preciosas y santas; a veces invita también a renunciar al amor de una familia con tal de seguirle. El Señor es claro: nos anima a negarnos en el uso egoísta de la libertad, en nuestros pecados de soberbia, de avaricia, lujuria, ira, gula, envidia o de pereza. ¡Para amar a Dios necesitamos aprender a renunciar a nosotros mismos! Pero la negación no es un fin en sí mismo, es la otra cara del amor y de la entrega. Para poder decir “sí” a Dios y a los demás, necesitamos decirnos “no” a nosotros mismos. Con este pasaje evangélico Jesús nos invita a considerar que la vida terrena es para luchar, para entregarse. No soñemos con una vida sin cruz, más bien pensemos en llevar la cruz con Cristo. Llevemos nuestras cruces con alegría, con amor, con la esperanza del cristiano.

Y otro punto: “El que os recibe a vosotros me recibe a mí”, el Señor se identifica con los suyos. Podemos tocar, servir, amarle en los otros, aprendamos a verlo en los que nos rodean, a desarrollar nuestra capacidad de acogida, podemos estar acogiendo al mismísimo Señor. Aprovecha la oportunidad que se nos brinda. “me recibe a mí”.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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