EVANGELIO DEL DÍA: Mc 1, 21-28: Les enseñaba con autoridad.

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EVANGELIO DEL DÍA: Mc 1,21-28: Les enseñaba con autoridad.

En la ciudad de Cafarnaún y, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!». El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy podemos ver al Señor enseñando, ejerciendo el ministerio de la Predicación, y la reacción de sus paisanos que quedan admirados, y ponen el acento porque no enseñaba como los maestros que conocían, le llama la atención que su proceder es distinto, enseñaba con autoridad.

Acudo a la explicación que el Papa Francisco da en el Angelus del 1 de febrero de 2015: “¿Qué significa «con autoridad»? Quiere decir que en las palabras humanas de Jesús se percibía toda la fuerza de la Palabra de Dios, se percibía la autoridad misma de Dios, inspirador de las Sagradas Escrituras. Y una de las características de la Palabra de Dios es que realiza lo que dice. Porque la Palabra de Dios corresponde a su voluntad. En cambio, nosotros, a menudo, pronunciamos palabras vacías, sin raíz o palabras superfluas, palabras que no corresponden con la verdad. En cambio, la Palabra de Dios corresponde a la verdad, está unida a su voluntad y realiza lo que dice. En efecto, Jesús, tras predicar, muestra inmediatamente su autoridad liberando a un hombre, presente en la sinagoga, que estaba poseído por el demonio. Precisamente la autoridad divina de Cristo había suscitado la reacción de Satanás, oculto en ese hombre; Jesús, a su vez, reconoció inmediatamente la voz del maligno y le «ordenó severamente: “Cállate y sal de él”». Con la sola fuerza de su palabra, Jesús libera a la persona del maligno. Y una vez más los presentes quedan asombrados: «Incluso manda a los espíritus inmundos y le obedecen». La Palabra de Dios crea asombro en nosotros. Tiene el poder de asombrarnos.
El Evangelio es palabra de vida: no oprime a las personas, al contrario, libera a quienes son esclavos de muchos espíritus malignos de este mundo: el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la sensualidad… El Evangelio cambia el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en propósitos de bien. El Evangelio es capaz de cambiar a las personas. Por lo tanto, es tarea de los cristianos difundir por doquier la fuerza redentora, convirtiéndose en misioneros y heraldos de la Palabra de Dios. […] Recordad siempre que el Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida. No os olvidéis de esto. Se trata de la Buena Noticia, que nos transforma sólo cuando nos dejamos transformar por ella. […] nutrirse cada día en esta fuente inagotable de salvación. ¡No os olvidéis! Leed un pasaje del Evangelio cada día. Es la fuerza que nos cambia, que nos transforma: cambia la vida, cambia el corazón.
Invoquemos la maternal intercesión de la Virgen María, quien acogió la Palabra y la engendró para el mundo, para todos los hombres. Que ella nos enseñe a ser oyentes asiduos y anunciadores autorizados del Evangelio de Jesús.”

Aunque en el pasaje también se nos presenta la curación de un endemoniado, no quiero pasar de largo ante esta acción, simplemente porque no este de moda, creo que es una batalla ganada por el príncipe de este mundo, hacer pensar que no existe, de esta forma deja de verse como enemigo, no tienes que prepararte para el combate, te ha ganado la partida, sin embargo, vemos sus huellas, como nos hace esclavos del mal, caemos en las redes de las pasiones, de las acciones del príncipe de este mundo, el diablo, no quiere nuestra santidad, no quiere que sigamos a Cristo, nos hace la guerra para alejarnos del Señor. De las asechanzas del maligno no nos libramos nadie, por eso en la oración que nos dejó el mismo Señor, decimos: “líbranos del mal (en latín: maligno) y no nos dejes caer en la tentación. La vida cristiana es precisamente una lucha contra el mal, un combate donde debe triunfar el amor, vencer el mal a fuerza de bien.

El pasaje de hoy nos recuerda aquella bienaventuranza lanzada como piropo a su madre, la Santísima Virgen María, nadie como Ella cumplió el plan de Dios en su vida e hizo de su vida un HAGASE a la voluntad de Dios, que se cumpla en mí y nos invita a hacer lo que Él nos diga: “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”. La Palabra de Dios es viva y eficaz, espera que nuestro terreno sea favorable para que ella pueda germinar y dar fruto, nuestra acogida es fundamental para que no se nos quedemos solo en el campo de las ideas. Si la intentamos hacer vida, nos ira configurando con nuestro Señor, ira modelando nuestro corazón a semejanza del suyo, nos llevara a la plenitud de la existencia, y entraremos en la voluntad de Dios.

Es domingo, el día del Señor, una oportunidad para crecer en su amor, para celebrar la fe, para el encuentro con Él en el sacramento de la eucaristía.
Que tengas un buen día.

J.A.M.(Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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