EVANGELIO DEL DÍA: Mc 3,22-30: Los invitó a acercarse.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 3,22-30: Los invitó a acercarse.

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
-«Tiene dentro a BeIzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas:
-«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra si mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.»
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy se nos pone delante la gravedad de la división, si un reino está dividido no puede subsistir. La unidad de la Iglesia es un deseo de Cristo. En la oración sacerdotal encontrada en San Juan 17 la suplica del Señor: “Que todos sean uno”. No nos permitamos herir nunca la unidad. Romper la unidad, la comunión es una grave ofensa a Dios. Que todas nuestras palabras sean para construir la caridad. No accedamos jamás a hablar mal de nadie y perdonemos siempre. Aunque suene fuerte decirlo, vale la pena meditar que la caridad es el signo de los discípulos de Cristo y la maledicencia lo es de los hijos de Satanás.

Otra cuestión inquietante en el Evangelio de hoy es ¿tiene límites la misericordia de Dios? ¿Qué quiere decir “pecar contra el Espíritu Santo”? Tiene que ver con la libertad mal empleada, el endurecimiento del pecador podríamos decir que dificultad la acción de Dios en él, pone limites a la misericordia de Dios. La misericordia no puede concederse al que no quiere aceptarla. Sin embargo por la experiencia del que llamamos el “buen ladrón”, hasta en el último momento, el más último, se tiene posibilidad de la Redención. Dios no deja a nadie por perdido. El Catecismo de la Iglesia en el punto 1864 trata el pecado contra el Espíritu Santo. “No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo”. El Catecismo hace referencia a una encíclica de San Juan Pablo II: “Dominum et Vivificantem” donde tiene un apartado sobre el pecado contra el Espíritu Santo. Lo específico del pecado contra el Espíritu Santo consiste en el rechazo de la conversión, en la dureza del corazón, es imperdonable porque uno rechaza el perdón. El catecismo define la condenación como la “autoexclusión” del hombre de la misericordia de Dios. San Agustín decía: “El que te creo sin ti, no te salvara sin ti”. Pecar contra el Espíritu, entonces, consiste en rechazar la invitación de Dios a la vida de la gracia. No desaproveches hoy la oportunidad que Dios te da para amarle más y para descubrir en Él la única fuente de la verdad y de la autentica felicidad.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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