EVANGELIO DEL DÍA Mc 9, 2-10: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.

mountains-1629079_1920

EVANGELIO DEL DÍA
Mc 9, 2-10: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.

Seis días más tarde Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

Hoy en la parroquia, celebramos la fiesta de nuestro titular: EL SALVADOR, con la Solemnidad de la transfiguración, contemplaremos en el Evangelio de hoy como el Señor sabe de la dificultad de los discípulos para entender los designios de Dios, que les costaría entender el camino de la cruz, la pasión y el sufrimiento y como buen pedagogo quiso confortar la fe de los discípulos con la experiencia de la transfiguración, un anticipo de su gloria para que mantuvieran la esperanza en medio de la dificultad.

El Señor invito a tres de ellos: Santiago, Juan y Pedro, precisamente a los que debían acompañarle en su agonía de Getsemaní, a la cima del monte Tabor para que contemplaran su gloria. Vemos como se llenaron de una inmensa alegría; Pedro con la aclamación: ¡Que bien se esta aquí!; Estaba tan contento que ni siquiera pensaba en sí mismo, ni en Santiago y Juan que le acompañaban. Suele pasar que cuando tenemos experiencia de Dios, lo que comienza a inundarnos es un gran gozo que nos sobrepasa y lo transforma todo.

La invitación que se nos hace a nosotros es la misma que escucharon los discípulos: Este es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle. ESCUCHADLE. La importancia de tomarnos en serio la Palabra de Dios, de conocerla, de dejar que sea nuestra guía, nuestra brújula, la que nos orienta en los acontecimientos y decisiones que se nos presenten.

Comentando este pasaje bíblico el Papa Francisco ofreció la catequesis sobre la Transfiguración, en el ángelus del 17 de marzo de 2019: “la liturgia nos hace contemplar el evento de la Transfiguración, en el que Jesús concede a los discípulos Pedro, Santiago y Juan saborear la gloria de la Resurrección: un resquicio del cielo en la tierra. […] nos muestra a Jesús transfigurado en el monte, que es el lugar de la luz, símbolo fascinante de la singular experiencia reservada a los tres apóstoles. Ellos suben con el Maestro a la montaña, lo ven sumergirse en la oración, y en un determinado momento, «su rostro cambió de aspecto». Habituados a verle cotidianamente con los simples rasgos de su humanidad, ante aquel nuevo esplendor, que envuelve toda su persona, se quedan maravillados. Y junto a Jesús aparecen Moisés y Elías, que hablan con Él de su próximo «éxodo», es decir, de su Pascua de muerte y resurrección. Es una anticipación de la Pascua. Entonces Pedro exclama: «Maestro, que bien se está aquí». Quisiera que aquel momento de gracia no acabase jamás.

La Transfiguración se cumple en un momento bien preciso de la misión de Cristo, es decir, después de que Él ha confiado a los discípulos que deberá «sufrir mucho, […] ser asesinado y resucitar al tercer día». Jesús sabe que ellos no aceptan esta realidad —la realidad de la cruz, la realidad de la muerte de Jesús—, y entonces quiere prepararles para soportar el escándalo de la pasión y de la muerte de cruz, porque sabemos que este es el camino por el que el Padre celestial hará llegar a la gloria a su Hijo, resucitándolo de entre los muertos. Y este será también el camino de los discípulos: ninguno llega a la vida eterna si no es siguiendo a Jesús, llevando la propia cruz en la vida terrenal. Cada uno de nosotros, tiene su propia cruz. El Señor nos hace ver el final de este recorrido que es la Resurrección, la belleza, llevando la propia cruz.

Por lo tanto, la Transfiguración de Cristo nos muestra la prospectiva cristiana del sufrimiento. No es un sadomasoquismo el sufrimiento: es un pasaje necesario pero transitorio. El punto de llegada al que estamos llamados es luminoso como el rostro de Cristo transfigurado: en Él está la salvación, la beatitud, la luz, el amor de Dios sin límites. Mostrando así su gloria, Jesús nos asegura que la cruz, las pruebas, las dificultades con las que nos enfrentamos tienen su solución y quedan superadas en la Pascua. […] subamos también al monte con Jesús.

¿Pero en qué modo? Con la oración. Subamos al monte con la oración: la oración silenciosa, la oración del corazón, la oración siempre buscando al Señor. Permanezcamos algún momento en recogimiento, cada día un poquito, fijemos la mirada interior en su rostro y dejemos que su luz nos invada y se irradie en nuestra vida. […] hermanos y hermanas: Cuántas veces hemos encontrado personas que iluminan, que emanan luz de los ojos, que tienen una mirada luminosa. Rezan, y la oración hace esto: nos hace luminosos con la luz del Espíritu Santo.

[…] Demos espacio a la oración y a la Palabra de Dios, […] Que la Virgen María nos enseñe a permanecer con Jesús incluso cuando no lo entendemos y no lo comprendemos. Porque solo permaneciendo con Él veremos su gloria.”

Recuerda que el camino de la cruz es una oportunidad que se nos brinda para corresponder al amor de Dios, y ten siempre muy presente que Dios sacara bien, no ocurre ningún sufrimiento inútil, todos los aprovecha el Señor para la salvación del genero humano, recuerda que la Gloria es suya, y la última palabra la pondrá Él. “cielo y tierra pasaran pero sus palabras se cumplirán”. ¡Animo y confía!.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

WhatsApp
Facebook
Email
Imagen del autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
¿Hablamos?
Cursillos de Cristiandad - Murcia
Contáctanos si necesitas algo 😊