EVANGELIO DEL DÍA Mc 9, 30-37: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

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EVANGELIO DEL DÍA
Mc 9, 30-37: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy, el Señor anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección. Les explica con paciencia la sabiduría de Dios, sabiduría que se materializa en el amor y se hace servicio hasta la entrega de sí: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

El Papa Benedicto XVI en el Ángelus del 23 de septiembre de 2012 comenta este pasaje evangélico: “Nos recuerda que la lógica de Dios es siempre “otra” respecto a la nuestra, como reveló Dios mismo por boca del profeta Isaias: “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos”. Por esto seguir al Señor requiere siempre al hombre una profunda conversión -de todos nosotros-, un cambio en el modo de pensar y de vivir; requiere abrir el corazón a la escucha para dejarse iluminar y transformar interiormente. Un punto clave en el que Dios y el hombre se diferencia es el orgullo: en Dios no hay orgullo porque Él es toda la plenitud y tiende todo a amar y donar vida; en nosotros los hombres, en cambio, el orgullo está enraizado en lo íntimo y requiere constante vigilancia y purificación. Nosotros, que somos pequeños, aspiramos a parecer grandes, a ser los primeros; mientras que Dios, que es realmente grande, no teme abajarse y hacerse el último”.

En el Ángelus, del 20 de septiembre de 2015, el Papa Francisco explica este pasaje deteniéndose más en la reacción de los discípulos: “Hemos oido en el Evangelio cómo los discípulos tenían miedo de preguntar a Jesús cuando les habla de su pasión y su muerte. Les asustaba, no podían comprender, la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre […] Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente “el más importante”, y que significa estar junto al Señor y participar de su gloria.

Aprendamos de María a tener el corazón despierto y atento a las necesidades de los demás. Como nos enseñó en las Bodas de Caná seamos solicito en los pequeños detalles de la vida, y no cejemos en la oración los unos por los otros, para que a nadie falte el vino del amor nuevo, de la alegría que Jesús nos trae”.

Es domingo, el día del Señor, día de la resurrección, día en el que celebramos la victoria sobre la muerte, día de fortalecer la esperanza ante las adversidades y los retos que se nos presentan, día para abrazar nuestras cruces y unirnos más a quien nos puede ayudar a llevarlas.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu) ,sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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