EVANGELIO DEL DÍA: Mt 11,28-30: Soy manso y humilde de corazón.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 11,28-30: Soy manso y humilde de corazón.

En aquel tiempo, exclamó Jesús:
-«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy nos invita el Señor a aprender de Él y nos destaca dos virtudes: humildad y mansedumbre. Es el Señor el primero en vivirlas, la prueba más grande la tenemos en la Pasión, ningún gesto de ira, “insultado, no respondía con insultos”.

¿Quienes son los mansos? El predicador del Papa para explicar quienes son los mansos acude a las traducciones modernas de dicho vocablo: los italianos como los españoles la traducen por “mansos”; en francés por los “dulces”; en alemán por “no violentos”… cada una de estas traducciones evidencia un componente verdadero, pero parcial, hay que considerarlas en conjunto y no aislar ninguna, a fin de tener una idea de la riqueza originaria del término evangélico. La mansedumbre es situada por San Pablo entre los frutos del Espíritu, entre las cualidades que el creyente muestra en la propia vida, cuando acoge al Espíritu Santo y se esfuerza por corresponder.

¿En que consiste la humildad? En hacerse pequeño, y hacerse pequeño para amar, para servir y agrandar a los demás. En verdad, humilde es sólo Dios, Dios no puede encumbrarse por encima, sólo puede descender, abajarse, la historia de salvación es la historia de los descendimientos y de las humillaciones de Dios. No se llega a ser humilde sino por el camino de las humillaciones.

El Evangelio de hoy lo tenemos meditado por el Papa Francisco en la audiencia del 14 de septiembre de 2016 su catequesis recorre el pasaje de ayer y el de hoy juntos, me centrare en las cualidades que se nos invita a aprender de Él (refiriendose a Jesucristo): “Estamos llamados a aprender de Él que significa vivir de misericordia para ser instrumento de misericordia. Vivir de misericordia es sentirse necesitado de la misericordia de Jesús, y cuando nosotros nos sentimos necesitados de perdón, de consolación, aprendemos a ser misericordiosos con los demás. Tener la mirada fija en el Hijo de Dios nos hace entender cuánto camino debemos recorrer aún; pero al mismo tiempo nos infunde la alegría de saber que estamos caminando con Él y que no estamos nunca solos. Ánimo, entonces, ¡ánimo! No nos dejemos quitar la alegría de ser discípulos del Señor. “Pero, padre, yo soy pecador, ¿que puedo hacer?” -“déjate mirar por el Señor, abre tu corazón, siente en ti su mirada, su misericordia, y tu corazón será colmado de alegría, de la alegría del perdón, si tú te acercas a pedir el perdón”. No nos dejemos robar la esperanza de vivir esta vida junto a Él y con la fuerza de su consuelo.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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