EVANGELIO DEL DÍA: Mt 11,28-30: Venid a mí.

EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 11,28-30: Venid a mí.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy es muy breve, tan solo dos versículos, sin embargo, cuanta paz nos transmite. El Señor se nos brinda, se nos ofrece. “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados”. Se nos ofrece el mismo Dios para acogernos, “Venid a mí”, nos invita a descansar en Él, ¡ Qué cosa más grande! Todo un Dios se nos sigue ofreciendo y brindando a su criatura, a cada uno de nosotros.
Dios no deja de llamar a nuestra puerta. En este tiempo de Adviento, en este tiempo de gracia, en este tiempo de preparación para la Navidad se nos da la oportunidad de acogerlo en nuestras vidas. Jesús, manso de corazón nos enseña igualmente a amar. Cristo se abajó, se hizo uno de nosotros, todo un Dios por amor a los hombres se hizo hombre, con la debilidad de un niño, necesitado de los demás.
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Es el camino que nos señala Nuestro Señor para que encontremos nuestro descanso, el camino pasa por la humildad y la mansedumbre.

El Papa Francisco en el ángelus del 6 de julio de 2014 nos comenta este pasaje: “encontramos la invitación de Jesús. Dice así: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». […]. Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. […] A cada uno de estos hijos del Padre que está en los cielos, Jesús repite: «Venid a mí, todos vosotros». Lo dice también a quienes poseen todo, pero su corazón está vacío y sin Dios. También a ellos Jesús dirige esta invitación: «Venid a mí». La invitación de Jesús es para todos. Pero de manera especial para los que sufren más.
Jesús promete dar alivio a todos, pero nos hace también una invitación, que es como un mandamiento: «Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». El «yugo» del Señor consiste en cargar con el peso de los demás con amor fraternal. Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro.”

Que el Señor nos ayude y que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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