EVANGELIO DEL DÍA Mt 12, 46-50: El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

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EVANGELIO DEL DÍA
Mt 12, 46-50: El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo avisó: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo». Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

Hoy, celebramos una memoria de nuestra madre la Santísima Virgen María, bajo la advocación del Carmelo, varias veces a lo largo del año, la propia liturgia nos acerca a la escuela de María, de ella y con ella tenemos que dejarnos hacer y aprender mucho.

El Papa Benedicto XVI, en el ángelus del 16 de julio de 2006, nos explica: “día en que la liturgia recuerda a Nuestra Señora la Virgen del Carmen. El Carmelo, alto monte situado en la costa oriental del mar Mediterráneo, precisamente a la altura de Galilea, tiene en sus laderas numerosas grutas naturales, predilectas por los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, que en el siglo IX antes de Cristo defendió valerosamente contra la contaminación de los cultos idólatras la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose precisamente en la figura de Elías, surgió la Orden contemplativa de los «carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo Edith Stein). Los carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, indicándola como modelo de oración, de contemplación y de entrega a Dios.

En efecto, María, fue la primera que creyó y experimentó, de modo insuperable, que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente su Palabra, «llegó felizmente al santo monte», y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo encomendar hoy a todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo y, de modo especial, a las de la Orden del Carmen, […] Que María ayude a todos los cristianos a encontrar a Dios en el silencio de la oración.”

En el Evangelio de hoy, nos sorprende la pregunta: «¿Quién es mi madre?». Parece en un primer momento que el Señor tenga una actitud despectiva hacia su madre, nada más lejano de la realidad. No es así. Lo que el Señor quiere dejar claro aquí es que ante sus ojos —¡ojos de Dios!— el valor decisivo de la persona se encuentra en la acogida de la voluntad de Dios. Y nadie como la Santísima Virgen Maria realizó el plan de Dios en su vida, con su HAGASE, con su disponibilidad al plan de Dios, con el deseo y el querer realizar la voluntad del Padre, con su SI sin condiciones. Necesitamos acudir a la escuela de Maria para dejarnos modelar por el Señor y entrar en su voluntad, aprendiendo el camino de la sencillez, de la humildad, del dejarnos hacer.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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