EVANGELIO DEL DÍA: Mt 12,46-50: El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 12,46-50: El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
– Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.
Pero él contestó al que le avisaba:
– ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
Y señalando con la mano a los discípulos, dijo:
– Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy el Señor propone algo esencial para la vida de un cristiano, hacer la voluntad de Dios. Buscar lo que Dios quiere, desear complacer, querer agradarle. En la oración que el Señor enseñó a los discípulos, una de las peticiones es: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Éste es camino de la santidad, del cristiano – dice el P. Francisco en la homilía de S. Marta- que el plan de Dios sea realizado, que la salvación de Dios se cumpla. Nadie como la Bienaventurada Virgen María realizó el plan de Dios en su vida, toda su existencia fue un HÁGASE, que se cumpla en mí tu Palabra. Sin embargo, no es fácil. Repitió varias veces el Papa. No fue fácil para Jesús que sobre esto fue tentado en el desierto y también en el Huerto de los Olivos, sin embargo nos dio el testimonio: “No se haga mi voluntad sino la tuya”, No lo que yo quiero sino lo que quieres Tú. No es fácil para el cristiano, no es fácil para nosotros, desde el momento que “cada día nos presenta tantas opciones sobre una bandeja”. De ahí que se haya preguntado: ¿Cómo hago para hacer la voluntad de Dios? Pidiendo la gracia de querer hacerla. Desde la oración, y con una disponibilidad a dejarnos sorprender por Dios, no es cuestión de lo que a mí me parece sino de escuchar lo que Dios quiere, importante solicitar que sea el Señor el que nos ilumine en el discernimiento y que no nos dejemos llevar por lo que nos gusta, sino buscar lo que agrada a Dios. Propongo rezar varias veces durante la jornada la oración de abandono de Carlos de Foucauld:

Padre, me abandono a Ti. /Haz de mí lo que quieras. /Lo que hagas de mí te lo agradezco,/estoy dispuesto a todo,/ lo acepto todo./ Con tal que Tu voluntad se haga en mí/ y en todas tus criaturas,/ no deseo nada más, Dios mío./ Pongo mi vida en Tus manos./ Te la doy, Dios mío,/ con todo el amor de mi corazón,/ porque te amo,/ y porque para mí amarte es darme,/ entregarme en Tus manos sin medida,/ con infinita confianza,/ porque Tu eres mi Padre./ AMÉN./

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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