EVANGELIO DEL DÍA Mt 14,13-21: Dadles vosotros de comer.

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EVANGELIO DEL DÍA
Mt 14,13-21: Dadles vosotros de comer.

Al enterarse Jesús se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida». Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer». Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Traédmelos». Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy que es el de la multiplicación de los panes, aunque recientemente nos hemos encontrado con él, sin embargo, el acento lo pondremos hoy en cómo la gente buscaba al Señor, incluso llegaban a pasar hambre por estar al lado suyo. La gente había llegado para escuchar la Palabra de Dios y, para ello, habían dejado todo lo demás. Hoy, necesitamos crecer en confianza en el Señor, y ser como la gente que nos aparece en este pasaje, que sin tener aparentemente nada, tenían lo más importante: La presencia de Jesucristo. La invitación constante que nos hace el Señor: “Venid a mí, y yo os aliviare…” “y encontrareis vuestro descanso”.
Contamos con la catequesis dada en el ángelus del 31 julio de 2011 sobre este pasaje evangélico: “El Evangelio […] describe el milagro de la multiplicación de los panes, que Jesús realiza para una multitud de personas que lo seguían para escucharlo y ser curados de diversas enfermedades. Al atardecer, los discípulos sugieren a Jesús que despida a la multitud, para que puedan ir a comer. Pero el Señor tiene en mente otra cosa: «Dadles vosotros de comer». Ellos, sin embargo, no tienen «más que cinco panes y dos peces». Jesús entonces realiza un gesto que hace pensar en el sacramento de la Eucaristía: «Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos, y los discípulos se los dieron a la gente». El milagro consiste en compartir fraternamente unos pocos panes que, confiados al poder de Dios, no sólo bastan para todos, sino que incluso sobran, hasta llenar doce canastos. El Señor invita a los discípulos a que sean ellos quienes distribuyan el pan a la multitud; de este modo los instruye y los prepara para la futura misión apostólica: en efecto, deberán llevar a todos el alimento de la Palabra de vida y del Sacramento.
En este signo prodigioso se entrelazan la encarnación de Dios y la obra de la redención. Jesús, de hecho, «baja» de la barca para encontrar a los hombres. […] El Señor nos da aquí un ejemplo elocuente de su compasión hacia la gente. […] Cristo está atento a la necesidad material, pero quiere dar algo más, porque el hombre siempre «tiene hambre de algo más, necesita algo más». En el pan de Cristo está presente el amor de Dios; en el encuentro con él «nos alimentamos, por así decirlo, del Dios vivo, comemos realmente el “pan del cielo”». Queridos amigos, «en la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo. […] Confiemos a la Virgen María nuestra oración, para que abra nuestro corazón a la compasión hacia el prójimo y al compartir fraterno.”

Celebramos hoy la memoria de Ntra Madre María, en la advocaciòn de Ntra Sra de los Ángeles, unida a esta festividad y gracias a S. Francisco podemos ganar hoy las indulgencias plenarias en cualquier iglesia o capilla franciscana, S. Francisco ante su experiencia del perdón de los pecados, pidió esa gracia para todos los pecadores, queriendo la salvación de todos los hombres y el acercamiento de la gracia; acudió al Papa solicitando estas indulgencias, Francisco se dirigio con un confiado amor a Maria, refugio de los pecadores, y le suplicó: «Te ruego, a Ti, Santísima Madre, la abogada de la raza humana, que intercedas conmigo, por esta petición» . Para la solemne inauguración de este perdón en la Porciúncula, Francisco escogió Agosto 2, porque fue el primer aniversario de la consagración de esta santa capilla, refiriéndose a la Porciúncula. Hoy celebramos una fiesta de la Santísima Virgen María, bajo el titulo de los Ángeles. María es Reina de los ángeles y de los santos. Ella es reina donde Jesús es Rey. María Santísima está siempre rodeada de ángeles. El arcángel S. Gabriel le anuncia que Dios la escogió para ser Madre del Verbo. Cuando da a luz al Redentor, coros de ángeles cantan y anuncian la buena nueva en torno al establo de Belén. Los ángeles se la llevan al cielo, en cuerpo y alma en la Asunción. Contamos con la ayuda de Ntra Madre, su mediación y también con los mensajeros de Dios.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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