EVANGELIO DEL DÍA: Mt. 25, 1-13: ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt. 25, 1-13: ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy nos encontramos con la parábola de las diez vírgenes, seguimos con la llamada a la vigilancia, se propone una actitud de fidelidad en tensión amorosa y a la espera.“Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. Es un toque de alerta.

Llama la atención el no compartir el aceite. Da la sensación de egoísmo, tienen provisión de aceite y no quieren compartirlo, chirría a nuestros oídos, el amor comparte, el discípulo ayuda, tienen en cuenta las necesidades de los que le rodean. ¿Que representa el aceite? La lámpara encendida es signo de previsión, esa responsabilidad personal es insustituible, es nuestra respuesta personal a Dios: nuestros gestos de amor, de entrega, de servicio, son nuestro aceite, depende de cada uno. El Papa Benedicto XVI, en el ángelus del 6 de noviembre del 2011 aborda esta cuestión: “¿Qué representa este «aceite», indispensable para ser admitidos al banquete nupcial? San Agustín (cf. Discursos 93, 4) y otros autores antiguos leen en él un símbolo del amor, que no se puede comprar, sino que se recibe como don, se conserva en lo más íntimo y se practica en las obras.”

El Papa Francisco, en el ángelus, del 12 de noviembre de 2017 ,comenta el texto de hoy: “¿Qué quiere enseñarnos Jesús con esta parábola? Nos recuerda que debemos permanecer listos para el encuentro con Él. Muchas veces, en el Evangelio, Jesús insta a velar y lo hace también al final de este relato. Dice así: “Velad pues, no sabéis ni el día ni la hora”. Pero con esta parábola nos dice que velar no significa solamente no dormir, sino estar preparados; de hecho, todas las vírgenes se duermen antes de que llegue el novio, pero al despertarse algunas están listas y otras no. Aquí está, por lo tanto, el significado de ser sabios y prudentes: se trata de no esperar al último momento de nuestra vida para colaborar con la gracia de Dios, sino de hacerlo ya ahora. Sería hermoso pensar un poco: un día será el último. Si fuera hoy, ¿como estoy preparado, preparada? Debo hacer esto y esto…prepararse como si fuera el último día: esto hace bien.

La lampara es el símbolo de la fe que ilumina nuestra vida, mientras que el aceite es el símbolo de la caridad que alimenta y hace fecunda y creíble la luz de la fe. La condición para estar listos para el encuentro con el Señor no es solo la fe, sino una vida cristiana rica en amor y caridad hacia el prójimo”.

Celebramos hoy la memoria de un gran santo, San Agustin. El Papa Benedicto XVI, en el año 2008 le dedicó varias Audiencias Generales para acercarnos a este grande de la iglesia latina que ha dejado el mayor número de obras. De niño había aprendido de su madre, santa Mónica, la fe católica. Pero siendo adolescente había abandonado esta fe porque ya no lograba ver su racionalidad. Sobresalió en gramática, retórica y llegó a dominar perfectamente el latín. Buscador de la verdad, le gustaba escuchar las predicaciones del obispo San Ambrosio, en un principio para enriquecer su bagaje retórico, sin embargo, sus palabras le fueron tocando el corazón. El 24 de abril del año 387 recibe el bautismo por San Ambrosio, durante la Vigilia Pascual. Después de su conversión se retiró a un pequeño monasterio junto con unos pocos amigos, para dedicarse a la vida contemplativa y al estudio. Al poco tiempo fue consagrado sacerdote, a pesar de resistirse, en el año 391 y destinado a servir a los fieles. Cuatro años después, en el año 395, fue consagrado obispo. Su segunda conversión consistió en comprender que se llega a los demás con sencillez y humildad. Se encomendó a Dios cada día, hasta el final de su vida, afectado por las fiebres, pidió que le transcribieran con letras grandes los salmos penitenciales y que le colgaran las hojas en la pared de enfrente, de manera que desde la cama, durante su enfermedad, las pudiera ver, leer y así pasaron sus últimos días de su vida, que falleció el 28 de agosto del año 430.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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