EVANGELIO DEL DÍA Mt 5, 33-37: Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no

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EVANGELIO DEL DÍA
Mt 5, 33-37: Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no

También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy continuamos dentro del “Sermón del Monte”, dentro de la invitación a la plenitud, a las bienaventuranzas, y este pasaje nos presenta el tema de los juramentos, parece ser, que entre los israelitas, era una practica muy común y por motivos sin importancia. El Señor les exhorta a decir sencillamente la verdad: “Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no…”, una palabra de verdad y con amor. Que nuestro hablar sea evangélico, que hablemos con verdad, con amor, que no tengamos que buscar recursos para hacer creíble nuestro mensaje, que la verdad brille por si sola, trae a la memoria una generación anterior, donde era norma de vida, recuerda lo vinculante que era la palabra dada de nuestros mayores, no necesitaban contratos que recogieran los tratos, bastaba un apretón de manos, o la palabra dada, el cristiano esta llamado a vivir en verdad, en autenticidad, que su vida sea atrayente, contagie los valores del reino, pero que se construya en la verdad y el mandamiento nuevo.

Hoy celebramos la fiesta de San Bernabé, el Papa Benedicto XVI le dedicó la Audiencia General del 31 de enero de 2007, comparto algunos subrayados de esa Audiencia: “»Bernabé», que significa «hijo de la exhortación» o «hijo del consuelo”,[…] fue uno de los primeros en abrazar el cristianismo, tras la resurrección del Señor. Con gran generosidad vendió un campo de su propiedad y entregó el dinero a los Apóstoles para las necesidades de la Iglesia. Se hizo garante de la conversión de Saulo ante la comunidad cristiana de Jerusalén, que todavía desconfiaba de su antiguo perseguidor. Enviado a Antioquía de Siria, fue a buscar a Pablo, en Tarso, donde se había retirado, y con él pasó un año entero, dedicándose a la evangelización de esa importante ciudad, en cuya Iglesia Bernabé era conocido como profeta y doctor.
Así, Bernabé, en el momento de las primeras conversiones de los paganos, comprendió que había llegado la hora de Saulo, el cual se había retirado a Tarso, su ciudad. Fue a buscarlo allí. En ese momento importante, en cierta forma, devolvió a Pablo a la Iglesia; […] La Iglesia de Antioquía envió a Bernabé en misión, junto a Pablo, realizando lo que se suele llamar el primer viaje misionero del Apóstol. En realidad, fue un viaje misionero de Bernabé, pues él era el verdadero responsable, al que Pablo se sumó como colaborador, recorriendo las regiones de Chipre y Anatolia centro-sur, en la actual Turquía, con las ciudades de Atalía, Perge, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Junto a Pablo, acudió después al así llamado concilio de Jerusalén, donde, después de un profundo examen de la cuestión, los Apóstoles con los ancianos decidieron separar de la identidad cristiana la práctica de la circuncisión. […] Los dos, Pablo y Bernabé, se enfrentaron más tarde, al inicio del segundo viaje misionero, porque Bernabé quería tomar como compañero a Juan Marcos, mientras que Pablo no quería, dado que el joven se había separado de ellos durante el viaje anterior. Por tanto, también entre los santos existen contrastes, discordias, controversias. Esto me parece muy consolador, pues vemos que los santos no «han caído del cielo». Son hombres como nosotros, incluso con problemas complicados. La santidad no consiste en no equivocarse o no pecar nunca. La santidad crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón.
[…] lo que nos hace santos no es el no habernos equivocado nunca, sino la capacidad de perdón y reconciliación. Y todos podemos aprender este camino de santidad.”

También hoy ponemos nuestros ojos en la Bienaventurada Virgen María, como cada sábado, se nos invita a entrar en la escuela de María y aprender de Ella a ser discípulo.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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