EVANGELIO DEL DÍA: Mt 8, 5-17: Señor, no soy digno.

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NOTA: De vuelta ya de los Ejercicios Espirituales, con ganas renovadas y nuevas ilusiones para serviros en la comunidad parroquial, permitirme que os agradezca vuestras oraciones, se han notado, he podido hacer un stop, -¡Cuanto lo necesitaba!- también ha habido tiempo para el descanso, no había interrupciones en la oración, no había prisas, he podido incrementar el tiempo de estar con el Señor ante el Sagrario, también acercarme a algunos pasajes de la Sagrada Escritura siempre bajo las sugerencias que nos proponía el Obispo de Zamora, D. Fernando Valera, gracias a él por hacer de instrumento en estos días para poder colocarnos delante de la Palabra de Dios, contemplarla y poder decirle al Señor: TE AMO, QUIERO LO QUE QUIERAS PARA MÍ, AQUÍ ESTOY, POR TI ME ENTREGO, ENVÍAME.
GRACIAS DE CORAZÓN POR VUESTRAS ORACIONES.
Unidos siempre en el Señor.

EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 8, 5-17: Señor, no soy digno.

Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y dijo Jesús al centurión: «Vete; que te suceda según has creído». Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a la casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy nos encontramos con dos milagros, en favor de la petición de intercesión del centurión por su criado y de la suegra de Pedro. En el primer milagro, ha sido tomado en la liturgia eucarística, las mismas palabras dichas por el centurión para prepararnos a recibir el Cuerpo de Cristo en la comunión eucarística. La eucaristía nos transforma en Cristo, la eucaristía nos alimenta, la eucaristía nos da la fuerza que necesitamos para vivir como hijos de Dios, la eucaristía nos salva, “quien me come tiene vida” -dice el Señor-. Vida, vida en plenitud, vida eterna.

Otro detalle, lo tenemos en el centurión romano, es un extranjero , vemos la apertura del Evangelio a los no judíos, se abre la puerta del reino a los paganos, la salvación de Dios no está reservada a unos pocos.

El centurión se acerca al Señor con humildad, con conciencia de ¿quién es él para merecer algo? La fe y la humildad van de la mano, los santos nos han dado ejemplo que cuando uno más se acerca a quien es la luz, cuanto más se acerca a Dios, más percibe la llamada a la conversión ,porque se encuentra muy lejos con sus miserias de lo que agrada a Dios y no puede menos que exclamar como S. Pedro: “apártate de mí que soy un pecador” o bien la aclamación del Evangelio de hoy: “¡Señor, yo no soy digno!”. El hombre percibe el profundo abismo que lo separa de Dios, “no soy digno”, nadie nos lo merecemos, es el inmenso amor de Dios, el que nos capacita para acoger la gracia.
Nos encontramos también con el gran poder de intercesión, este oficial no pide para él, tiene en cuenta el sufrimiento de su criado e intercede al Señor por él. La oración de intercesión consiste en pedir, suplicar y orar a favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores, y esta oración debe extenderse también por los que no nos desean bien, por nuestros enemigos.

Hoy sábado especial mirada a nuestra Madre la Santísima Virgen María y encomendarnos a ella para aprender en humildad, acoger el regalo de la fe y vivir para los demás en nuestra entrega y servicio.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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