Jn 14, 6-14: Creedme

Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

Hoy litúrgicamente celebramos la fiesta de dos apóstoles S. Felipe y Santiago, el Papa Benedicto XVI, dedicó varias audiencias a ir acercándonos a los distintos apóstoles, en una de ellas, la del 6 de septiembre 2006, la dedicó a Felipe, destacare algunos subrayados: “Aunque Felipe era de origen judío, su nombre es griego,[…], lo cual constituye un pequeño signo de apertura cultural que tiene su importancia. […]Era del mismo lugar de donde procedían san Pedro y san Andrés, es decir, de Betsaida, una pequeña localidad que pertenecía a la tetrarquía de uno de los hijos de Herodes el Grande, el cual también se llamaba Felipe.
[…] Felipe muestra las características del auténtico testigo:  no se contenta con presentar el anuncio como una teoría, sino que interpela directamente al interlocutor, sugiriéndole que él mismo haga una experiencia personal de lo anunciado. Jesús utiliza esos dos mismos verbos cuando dos discípulos de Juan Bautista se acercan a él para preguntarle dónde vive. Jesús respondió:  «Venid y lo veréis».
Podemos pensar que Felipe nos interpela también a nosotros con esos dos verbos, que suponen una implicación personal. También a nosotros nos dice lo que le dijo a Natanael:  «Ven y lo verás». El Apóstol nos invita a conocer a Jesús de cerca. En efecto, la amistad, conocer de verdad al otro, requiere cercanía, más aún, en parte vive de ella.
[…] Con ocasión de la multiplicación de los panes, Jesús hizo a Felipe una pregunta precisa, algo sorprendente:  dónde se podía comprar el pan necesario para dar de comer a toda la gente que lo seguía. Felipe respondió con mucho realismo:  «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Aquí se puede constatar el realismo y el sentido práctico del Apóstol, que sabe juzgar las implicaciones de una situación. Sabemos lo que sucedió después:  Jesús tomó los panes, y, después de orar, los distribuyó. Así realizó la multiplicación de los panes. Pero es interesante constatar que Jesús se dirigió precisamente a Felipe para obtener una primera sugerencia sobre cómo resolver el problema:  signo evidente de que formaba parte del grupo restringido que lo rodeaba.
En otro momento, […] algunos griegos que se encontraban en Jerusalén con motivo de la Pascua «se dirigieron a Felipe y le rogaron:  «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús». Una vez más nos encontramos ante el indicio de su prestigio particular dentro del Colegio apostólico. En este caso, de modo especial, actúa como intermediario entre la petición de algunos griegos y Jesús ; aunque se une a Andrés, el otro Apóstol que tenía nombre griego, es a él a quien se dirigen los extranjeros. Esto nos enseña a estar también nosotros dispuestos a acoger las peticiones y súplicas, vengan de donde vengan, y a orientarlas hacia el Señor, pues sólo él puede satisfacerlas plenamente. En efecto, es importante saber que no somos nosotros los destinatarios últimos de las peticiones de quienes se nos acercan, sino el Señor:  tenemos que orientar hacia él a quienes se encuentran en dificultades. Cada uno de nosotros debe ser un camino abierto hacia él.
Hay otra ocasión muy particular en la que interviene Felipe. Durante la última Cena, después de afirmar Jesús que conocerlo a él significa también conocer al Padre, Felipe, casi ingenuamente, le pide:  «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le responde con un tono de benévolo reproche:  «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:  «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? (…) Creedme:  yo estoy en el Padre y el Padre está en mí». Son unas de las palabras más sublimes del evangelio según san Juan. Contienen una auténtica revelación.
[…] Según algunas narraciones posteriores, habría evangelizado primero Grecia y después Frigia, donde habría afrontado la muerte, en Hierópolis, con un suplicio que según algunos fue crucifixión y según otros, lapidación.
[…] Felipe nos enseña a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con él y a invitar también a otros a compartir esta compañía indispensable; y, viendo, encontrando a Dios, a encontrar la verdadera vida”.

Permitirme una pequeña evocación, ya que han sido algunos años donde he tenido la dicha de tener en mis manos la sagrada reliquia de la Santísima y Vera Cruz, en Caravaca, y hoy, es un día solemnísimo donde se le quiere honrar por todo lo alto.

En algunos pueblos y ciudades de nuestra región de Murcia: Abanilla, Caravaca y Ulea, se encuentran de fiesta en honor a su patrona, la Cruz de Ntro. Señor. Y hoy, en las tres poblaciones, tendrán la misa solemne, en honor a la Cruz, exaltaran al árbol de la vida, honraran a su patrona al ser el enclavamiento donde el Señor nos mostró el amor hasta el extremo, hasta la entrega total, hasta dar la vida, en la Cruz nos indicó el camino del amor y de la vida.
La Cruz es signo de esperanza, desde ella el Señor sigue ofreciendo su perdón. En la Cruz muere Jesús proclamando su SED de que le amemos. El Señor nos reclama a cada uno que nos quiere a nosotros, que desea que acojamos su amor, se nos ofrece para que seamos dichosos, para que todos nuestros anhelos sean colmados. ¿Cómo no amar a quién tanto nos amó y nos ama? .

¡Feliz día de la Santísima y Vera Cruz!.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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