En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el evangelio de hoy nos habla el Señor de su relación con el Padre. Gracias a los interrogantes planteados por los discípulos, en esta ocasión, gracias a la naturalidad, espontaneidad y humildad que refleja la petición de Felipe, es aprovechado dicha situación para que el Señor se nos revele: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”, y nos instruya, la pregunta de Felipe conduce a la afirmación más decisiva: «yo estoy en el Padre y el Padre en mí… el Padre permanece en mí y él mismo hace las obras».
Se nos presenta el Señor invitándonos a acudir a Él, su unión intima con el Padre hará que nuestra oración sea siempre escuchada. El va a interceder por nosotros. Jesús es nuestro defensor.
Hoy sábado, día especialmente mariano, comparto con ustedes una bella tradición de nuestro seminario: como cada primer sábado de Mayo, desde hace más de un siglo, concretamente desde el año 1911 que se tenga constancia se viene realizando, todos los seminaristas mayores que se han incorporado al Seminario en su primer año de formación lo hacen de la mano de Nuestra Madre y se consagraran a Santa María Reina de los Corazones, cariñosamente nombrada “La Señora”.
Desde el pasado día uno de mayo la imagen da la Señora que habitualmente se encuentra en la escalera del Seminario Mayor de San Fulgencio, de la diócesis de Cartagena, fue trasladada a la capilla Mayor para celebrar en su honor el Quinario y la Misa Solemne del primer sabado de mayo.
Comenzamos preparándonos con el retiro que fue impartido por el Reverendo D. José David Gonzalez Carmona y continuamos con las celebraciones del Quinario donde han participado distintos sacerdotes de nuestra diócesis. Hoy es el día grande, donde contaremos con la presencia y participación de las familias y personas más allegadas a los seminaristas y acompañaran a los consagrados siendo testigos de como se consagran con la oración de de San Luis María Griñón de Monfort y se les entregará la medalla con la imagen de la Virgen que lleva inscrito “Ad Iesum per Maríam”. A continuación, el seminarista más joven del curso, introducirá en el corazón de la Virgen el nombre de los nuevos consagrados. Rogamos a nuestro Señor, por intercesión de Santa María, Reina de los Corazones, que guarde, fortalezca y sostenga la vocación de nuestros hermanos, que aprendan de Ella y con Ella el seguimiento y amor a su Hijo, para que continúen formándose y forjándose en la escuela de María.
