Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto. Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero». Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él. Y les dijo: «Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el Evangelio de hoy nos exhorta sobre nuestra actitud ante los bienes de la tierra. Dios cuenta con nosotros y nos ha confiado varios bienes para hacer buen uso , hemos de ser buenos administradores de este deposito. No podemos servir a dos amos, -nos recuerda el Evangelio- no podéis servir a Dios y al dinero. El peligro de rendir culto al dinero lo tenemos todos. El dinero es un ídolo que nos termina atrapando sin darnos cuenta y nos pasa una gran factura, además de esclavizarnos personalmente, nos insensibiliza ante las necesidades de los demás. El dinero es un ídolo engañoso, que pide sacrificarlo todo en su altar, principios morales, honradez personal, sentimientos, afectos, sentido religioso, incluso la salud y la vida de sus adoradores.
“Donde este nuestro tesoro allí estará nuestro corazón”, -nos recuerda el Evangelio-. Estamos llamados a elegir. Libres ante las posesiones, no esclavos del tener, llamados a ser libres y evitar toda ocasión que pueda atrapar nuestro corazón y nos termine esclavizando, que nuestro tesoro sea el Señor. Se nos invita a poner nuestra mirada en el Señor y en sus cosas. Si nuestra mirada se coloca en el Señor, aprenderemos de Él, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Necesitamos descubrir el tesoro que el Señor nos entrega, tesoro que le pasa desapercibido a nuestro mundo, que no se da por enterado, necesitamos despertar la inquietud, que se puedan dar cuenta lo que se están perdiendo, de lo mucho que nos regala y nos pasa como si nada, tenemos que aprender a ser mejores transmisores de la múltiple gracia que Dios nos regala. Necesitamos acudir a Él, y pedirle que nos ayude a ser instrumentos suyos, ya que sin Él no podemos hacer nada.
Celebramos hoy a San Martín de Tours, obispo, de padres paganos. Siendo soldado en las Galias y aún catecúmeno, cubrió con su manto a Cristo en la persona de un pobre, y luego, recibido el bautismo y renunciando a la milicia, en adelante quiso servir a Jesucristo, se hizó soldado de Él y ya no le era licito combatir, hizó vida monástica en un cenobio fundado por el mismo, un monasterio en Ligugé (Francia), donde practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario. Después, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo de buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y evangelizo a los pobres.