Lc 17, 1-6: Los apóstoles le pidieron al Señor: Auméntanos la fe

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
 «Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás». Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El evangelio de hoy aborda varias realidades, podríamos destacar tres partes: una sobre cómo evitar el escándalo de los pequeños, la otra sobre la importancia del perdón y una tercera sobre la necesidad de la fe en Dios que debemos tener.
Primera llamada: “evitar el escándalo”. En la Audiencia del 14 de octubre de 2015, el Papa Francisco piden perdón  por los pecados fruto del escándalo: “La palabra de Jesús es fuerte hoy: «¡Ay del mundo a causa de los escándalos!». Jesús es realista y dice: «es inevitable que sucedan los escándalos pero ¡ay del hombre que causa el escándalo!». Yo quisiera, antes de iniciar la catequesis, en nombre de la Iglesia. pediros perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han ocurrido tanto en Roma como en el Vaticano, os pido perdón.” Qué gran humildad y que ejemplo nos dan nuestros pastores, no es la primera vez que los sucesores de San Pedro piden perdón, ¡ojalá! cunda el ejemplo entre nuestros gobernantes y todos los que tienen cargos de responsabilidad, seria el inicio de un cambio, un germen de adelanto y sanación, solo si fuesen capaces de reconocer sus equivocaciones y tuviesen la humildad para no justificarse, habría posibilidad de mejoría y cambio.
Segunda invitación: Ante la ofensa – el perdón. Perdonar al hermano. El Señor no hacia teoría al hablar del perdón, Él mismo desde el árbol de la Cruz nos dejo esa misma herencia: “perdónalos, no saben lo que hacen”. Sabemos por propia experiencia que humanamente es imposible, necesitamos que el Señor nos regale dicho don y nos capacite para amar asemejándonos a Él, solo el amor, solo Su Amor, puede lograr el milagro, el mal solo se puede vencer desde el bien, y el camino es el amor y el perdón, hemos de suplicárselo muchas veces al Señor que realice ese milagro en nuestras vidas.
Tercera cuestión planteada: La fe. La suplica de los discípulos: “Señor, auméntanos la fe”. La fe es un don gratuito de Dios que debemos pedírsela. ¡Señor, auméntanos la fe! , nuestra fe es frágil, débil, bastante pequeña,… y encima,  los tiempos no acompañan, corren tiempos recios,  como diría la santa, -Teresa de Jesús-, nunca ha sido fácil el creer, a nuestro alrededor aflora el desencanto, el escepticismo y la indiferencia. ¿cómo vencerlos? ¿cómo responder a tanta desolación? ¿cómo inflamar consuelo, esperanza…? Hemos de aprender a confiar y abandonarnos en el Señor, el camino es el de la confianza, fidelidad y dejarnos hacer. Es un regalo, es un don.
También hoy celebramos a San Leandro, uno de los cuatro hermanos santos  cartageneros. Sus hermanos fueron san Fulgencio, obispo de Écija, y san Isidoro, quien le sucedió en la sede de Sevilla. Tenía también una hermana, santa Florentina. Desde niño, se distinguió Leandro por su elocuencia y su fascinante personalidad. Siendo muy joven, entró en un convento de Sevilla, donde se entregó durante tres años a la oración y el estudio. A la muerte del obispo de Sevilla fue elegido unánimemente para sucederle. En el 589, san Leandro presidió el tercer Concilio de Toledo, que redactó una solemne declaración de la consustancialidad de las tres Personas divinas . Nos queda una carta a su hermana santa Florentina, documento conocido con el nombre de «Regla de la Vida Monástica», tiene por tema principal el desprecio del mundo y la oración. Una de las obras más importantes de san Leandro fue la reforma de la liturgia. San Leandro se vio frecuentemente atacado por las enfermedades, particularmente por la gota. San Leandro murió hacia el año 600. Sus reliquias se conservan en la catedral de Sevilla. La liturgia española celebra la memoria de san Leandro el 13 de noviembre.
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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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