En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy nos presenta el encuentro del Señor con un hombre que quería ver a Jesús, me estoy refiriendo a Zaqueo, el cobrador de impuestos, dicho encuentro le marcó, para él fue una experiencia inolvidable, le transformo su vida. El Señor le expresa que quiere hospedarse en su casa y lo llama por su nombre, es Dios quien le visita y le da la gracia, Dios no excluye a nadie, Dios le ofrece su perdón, Zaqueo se vio tocado por tanto amor que entiende que necesita cambiar él, y dicho cambio se va a ver en relación con los demás. ¡Qué Buena Noticia! Para Dios nadie es causa perdida, “el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. El Señor quiere que tengamos vida y vida en plenitud.
Dios sigue pasando, Dios pasa y esta deseando invitarte como a Zaqueo, en la catequesis de los miércoles, el Papa Francisco, en la Audiencia General del 20 de marzo de 2019, comenta este pasaje evangélico: “El pecador Zaqueo se sube a un árbol porque quiere ver a Jesús, pero no sabe que, mucho antes, Dios había ido a buscarlo. Jesús, cuando llega, le dice: «Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede en tu casa». Y al final declara: «El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». He aquí la voluntad de Dios, la que pedimos que se haga. ¿Cuál es la voluntad de Dios encarnada en Jesús?: Buscar y salvar lo que está perdido.[…] ¿Habéis pensado lo que significa que Dios me busque? Cada uno de nosotros puede decir: «Pero ¿Dios me busca?». «Sí, ¡Te busca!» «Me busca».”
Acogelo en tu vida y comienza a experimentar sus frutos, déjate amar por Él, y esa misma fuerza de su amor ira dando frutos en tu vida, desearas corresponderle, te iras alejando de todo lo que te hace daño, querrás lo que Dios quiere para ti, siempre saldrás ganando, descubre el tesoro que nos ofrece, vive actuando en ti las palabras del Evangelio: “hoy ha sido la salvación de”…(pon tu nombre). El encuentro con el Dios vivo llena de inmenso gozo, alegría, paz, bondad, fe, caridad… en definitiva, todos los frutos del Espíritu Santo, y eso transforma. Sus huellas se perciben en la misma vida. Acojamos el amor de Dios como Zaqueo y que nuestra vida comience a irradiar su gracia a los que nos rodean.
Celebramos hoy la memoria de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María, una antigua tradición cuenta cómo los padres de la Virgen, san Joaquín y santa Ana, la llevaron al templo de Jerusalén. Allí se quedaría durante un tiempo en compañía de otras niñas, para ser instruida en las tradiciones y en la piedad de Israel. Desde que María fue presentada en el Templo, toda su vida giró en torno a Dios. La fiesta de hoy celebra, precisamente, esa pertenencia de la Virgen a Dios, la completa dedicación al misterio de la salvación a lo largo de toda su vida.