Lc 4, 38-44: La gente lo andaba buscando

Al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían: «Tú eres el Hijo de Dios». Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos. Pero él les dijo: «Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de Judea.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy nos presenta la curación de la suegra de Pedro. Vemos la petición realizada por los discípulos al Señor, le hacen participe de lo que necesitan, interceden por la suegra de Simón Pedro: “le pidieron que hiciera algo por ella”. Un punto para nuestra meditación, seria, valorar este tipo de oración, ponerla en practica: el orar por los que nos rodean, presentarle al Señor sus necesidades,  rezar por los que no rezan, olvidarnos por un momento de nuestras preocupaciones y hacer nuestras las de los demás, ayudarnos unos a otros con el poder y fuerza de este modelo de oración.
Otro punto, sería la realidad de la enfermedad, siempre es una prueba, nos muestra nuestra debilidad y fragilidad, nos abre a la ayuda de los otros, nos muestra que nos necesitamos, sin embargo, para los que han acogido el don de la fe, experimentan la dicha que esa fe viene en su ayuda, puede iluminar y acercar al misterio del dolor, nada es un sin sentido, ni nada es inútil para el que ama, el amor de Dios nos da la clave, nos une a la redención de Ntro. Señor Jesucristo, nos poda, purifica y nos salva.
El Papa Francisco en el ángelus del 8 de febrero de 2015 reflexiona sobre este pasaje evangélico:
“Predicar y curar: esta es la actividad principal de Jesús en su vida pública. Con la predicación anuncia el reino de Dios, y con la curación demuestra que está cerca, que el reino de Dios está en medio de nosotros.
Al entrar en la casa de Simón Pedro, Jesús ve que su suegra está en la cama con fiebre; enseguida le toma la mano, la cura y la levanta.[…]Jesús se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana. […]La obra salvifica de Cristo no termina con su persona y en el arco de su vida terrena; prosigue mediante la iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres. Enviando en misión a sus discípulos, Jesús les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar los enfermos.[…]curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo.[…]Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos y enfermeros, para que el servicio al enfermo se preste cada vez más con humanidad, con entrega generosa, con amor evangélico y con ternura. La iglesia madre, mediante nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre”.
También hoy celebramos la memoria de la Santísima Virgen María, bajo la advocación del Consuelo. Ntra Sra de la Consolación. Advocación que me acompañó desde mi más tierna infancia, me mostró el rostro tierno y maternal de la Bienaventurada Virgen María, y me invitó a acudir en toda ocasión a Ella, sabiendo: que “tú las tempestades conviertes en calma” (como bien expresa el himno de mi pueblo dedicado a Ntra. Madre) finalizo con una oración dedicada a Ella: ¡Virgen Santísima!/ Tú eres la consolación única y perenne de la Iglesia a la que amas y proteges./ Consuela a nuestros pastores que son tuyos y deben iluminar a la sociedad moderna tan difícil/ Consuela a las comunidades cristianas con el don de numerosas y seguras vocaciones sacerdotales y religiosas./ Consuela a cuantos están investidos de autoridad y de responsabilidades civiles y religiosas, sociales y políticas, para que tengan como meta el bien común, el desarrollo integral del hombre./ Consuela a este buen pueblo que te ama y te venera;/ a las numerosas familias de emigrantes,/ a los desempleados, a los que sufren,/ a quienes llevan en el cuerpo y en el alma/ las heridas causadas por situaciones dolorosas;/ a los jóvenes, a los que sienten en el corazón una ardiente necesidad/ de amor, de altruismo, de caridad, de entrega;/ ¡Oh, Madre del Consuelo!/ Consuélanos a todos, como consolaste un día/ a Santa Mónica ante el alejamiento de su hijo Agustín/ e intercede por todos nuestros hijos/ para que encuentren la felicidad del Camino que es tu Hijo Jesucristo./ Haznos a todos entender que el secreto de la felicidad/ está en la bondad y en seguir siempre fielmente a tu Hijo Jesús./
Picture of Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

WhatsApp
Facebook
Email
Picture of Cursillos de Cristiandad Diócesis de Cartagena
Cursillos de Cristiandad Diócesis de Cartagena

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
¿Hablamos?
Cursillos de Cristiandad - Murcia
Contáctanos si necesitas algo 😊