Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el Evangelio de hoy pone el acento en la gran multitud que seguia al Señor, me imagino que serian multiples los motivos que le llevaban a ese seguimiento: por lo que hacía, por sus obras, por lo que se decía de él, por la fama que iba adquiriendo, esa misma admiración se ha extendido incluso a tierras paganas, como Transjordania, Tiro y Sidón.
El pasaje evangélico nos resalta que eran muchos , todos los que sufrían de algo querían tocarlo para encontrar también la curación e incluso los que estaban poseídos también se postraban ante él. Parece que cuando uno tiene necesidades esta como más capacitado para solicitar ayuda, cuando se tiene un mal, cuando se sufre, busca y necesita paliar dicho problema, es posible que algunos fuese «el interés». De hecho, llega enseguida el reproche del Señor: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido de ese pan y os habéis saciado. Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿pero cómo sigo yo a Jesús? ¿Y cómo sé, cómo puedo saber si sigo bien a Jesús o si soy interesado?
Nos ayudara proporcionalmente el pensar cada uno de nosotros lo mucho que el Señor ha actuado en nuestras vidas, de lo mucho que nos ha librado, de lo bastante que nos ha concedido, de lo deudores que le somos, una vez que yo veo las cosas que Jesús ha hecho por mí, como no corresponder a su amor y a tantos dones recibidos, como no plantearse uno de que manera podría devolverle un poco de lo mucho que el me ha dado: ¿qué debo hacer por Jesús? cuando veo todo lo que Jesús me ha dado, es cuando estoy en el el camino de la conversión por amor: tú me has dado mucho amor, también yo con la ayuda de tu gracia intentare devolverte este amor.
Hoy también celebramos la memoria de San Ildefonso, el nombre «Ildefonso» significa «preparado para el combate”. Nacido en Toledo el año 608, fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación, recibió una brillante formación literaria. Fue ordenado de diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo. Abrazó la vida monacal en el monasterio toledano Agaliense, del que fue abad por muchos años. Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha desconocida (650?). Firma entre los abades en los Concilios VIII y IX de Toledo. Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657. Fue escogido por el pueblo para ser arzobispo de Toledo el 26 de noviembre del año 657.
Escribió admirablemente sobre muchos temas; entre ellos destaca el libro «De la perpetua Virginidad de la Bienaventurada Virgen María».Un famoso libro acerca de la Virginidad de María, y por su gran devoción a la Madre de Dios fue llamado «El Capellán de la Virgen». Se cuenta que Nuestra Señora se le apareció para felicitarlo y darle las gracias por haber hablado tan fervorosamente acerca de Ella y que le regaló un ornamento de celebrar la Santa Misa. En los cuadros antiguos se pinta a San Ildefonso, recibiendo el ornamento de manos de la Santísima Virgen. San Ildefonso ha sido llamado «Doctor de la Virginidad de María”. Entregó su alma a Dios el 23 de enero del año 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora. Es patrón de la ciudad Zamora.
