En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el Evangelio de hoy Ntro. Señor amonesta a los escribas y fariseos porque su conducta dejaba mucho que desear, presenta una falta de coherencia, su testimonio esta muy lejos de lo que proponen a los demás, de hecho les subrayará que “dicen, pero no hacen”. Sin embargo la autoridad del Señor es debido que es el primero en ponerla por obra, dice y hace, el primero que practica el mandamiento del amor, lo que enseña su vida lo muestra.
La liturgia de este domingo, en palabras de S. Pablo, nos invita a considerar el Evangelio “no como palabra humana, sino, cual es en verdad como Palabra de Dios”. De este modo podemos acoger también con fe las advertencias que Jesús dirige a nuestra conciencia, y no pensar que va dirigido solo para los contemporáneos de su época, también me invita a mí a recorrer el camino de la humildad, a no hacer nada por presunción, a entrar por dicho camino que agrada a Dios, ya que a los humildes da su gracia y a los soberbios los dispersa y los resiste.
También nos advierte y exhorta ante el deseo de ser estimado, con la búsqueda de honores, con querer quedar bien ante los demás, …podemos caer en las garras de la soberbia.
Contamos con la catequesis impartida por el Papa Benedicto XVI, en el Ángelus, 30 de octubre de 2011: “En el pasaje de hoy, amonesta a los escribas y fariseos, que en la comunidad desempeñaban el papel de maestros, porque su conducta estaba abiertamente en contraste con la enseñanza que proponían a los demás con rigor. Jesús subraya que ellos «dicen, pero no hacen»; más aún, «lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar». Es necesario acoger la buena doctrina, pero se corre el riesgo de desmentirla con una conducta incoherente. Por esto Jesús dice: «Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen». La actitud de Jesús es exactamente la opuesta: él es el primero en practicar el mandamiento del amor, que enseña a todos, y puede decir que es un peso ligero y suave precisamente porque nos ayuda a llevarlo juntamente con él.
[…] Jesús condena enérgicamente también la vanagloria y asegura que obrar «para que los vea la gente» pone a merced de la aprobación humana, amenazando los valores que fundan la autenticidad de la persona.
Queridos amigos, el Señor Jesús se presentó al mundo como siervo, se despojó totalmente de sí mismo y se rebajó hasta dar en la cruz la más elocuente lección de humildad y de amor. De su ejemplo brota la propuesta de vida: «El primero entre vosotros será vuestro servidor». Invoquemos la intercesión de María santísima y pidamos, de modo especial, por aquellos que en la comunidad cristiana están llamados al ministerio de la doctrina, para que testimonien siempre con obras las verdades que transmiten con la palabra.”