¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy esta dentro de los “Ay” de Jesús a los escribas y fariseos, dentro de las correcciones que hace Ntro Señor a los que se consideraban “perfectos”, cumplidores con lo establecido, con la norma, con la ley. Sin embargo les advierte con lo que no le debe de faltar: justicia, misericordia, fidelidad, comprensión, integridad, coherencia, conversión.
El Señor esta primando el amor que debe impregnar toda nuestra existencia, todas nuestras relaciones, es lo que da valor al culto y a la practica de los preceptos. “Cuando un cristiano se convierte en discípulo de la ideología, ha perdido la fe y ya no es discípulo de Jesús” – palabras del Papa Francisco, el 17 de octubre de 2013)- resuenan las palabras de S. Pablo en el himno a la caridad: “si me falta el amor no me sirve”, no agrada a Dios aunque llegase a ser sublime lo que realizase. El Papa Francisco en el ángelus del 17 de marzo de 2013 subraya el poder de la misericordia: “El Cardenal Kasper decía que al escuchar misericordia, esta palabra cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia […] Es hermoso, esto de la misericordia.”
También hoy celebramos la memoria litúrgica de Santa Mónica, acudo al acercamiento de ella, al ángelus del P. Benedicto XVI, del 30 de agosto de 2009: “[…] madre de S. Agustín, considerada modelo y patrona de las madres cristianas. Muchas noticias sobre ella nos proporciona su hijo en el libro autobiográfico Las Confesiones,[…] aquí conocemos que S. Agustín bebió el nombre de Jesús con la leche materna y fue educado por su madre en la religión cristiana[…] Mónica jamás dejó de orar por él y por su conversión, y tuvo el consuelo de verle regresar a la fe y recibir el bautismo. Dios oyó las plegarias de esta santa mamá, a quien el obispo de Tagaste había dicho: “Es imposible que se pierda un hijo de tantas lagrimas”[…] Santa Mónica ya había llegado a ser, para este hijo (S.Agustín) suyo, “más que madre, la fuente del cristianismo”. Su único deseo durante años había sido la conversión de S. Agustín, a quien ahora veía orientado incluso a una vida de consagración al servicio de Dios. Por lo tanto podía morir contenta, y efectivamente falleció el 27 de agosto del año 387, a los 56 años, después de haber pedido a sus hijos que no se preocuparan por su sepultura, sino que se acordaran de ella, allí donde estuvieran, en el altar del Señor. S. Agustín repetía que su madre lo había “engendrado dos veces” “.