Su mirada nos transforma

Los Cursillos de Cristiandad de Murcia están de celebración por el 65 aniversario de su fundación. Este año, de manera especial, se han llevado a cabo distintos actos coincidiendo con la Semana Santa. El Cristo de la Mirada de la Casa de Ejercicios del Sagrado Corazón de Guadalupe ha estado tres días consecutivos en la iglesia conventual de Santa Ana de Murcia (de las Madres Dominicas).

En primer lugar, destacar la Hora Santa del jueves 30 de marzo en las Anas, donde D. Manuel Peñalver, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Murcia, afirmó que un año más nos volvemos a cruzar con la mirada de Cristo que “se ha hecho el encontradizo y nos ha buscado a cada uno con su mirada”. Cuando alguna vez en nuestra vida hemos estado perdidos o alejados, “Él viene en nuestra búsqueda, nos mira de manera especial a cada uno y nos llama por nuestro nombre”. Peñalver afirmó que nuestra mirada está en su cruz, en el Cristo crucificado.

Guardo todavía en mi retina cuando D. Jesús Aguilar “Chechu”, guía espiritual de mi cursillo 1064, abrazó la cruz que, a lo largo de nuestra vida, siempre aparece y explicó que “puedes huir de la cruz y la cruz se va haciendo más asfixiante y te hunde o puedes abrazarla y siempre que la abrazas el que sale a tu encuentro es el Señor que no te va a dejar que la lleves solo, te la va a hacer más llevadera”. No hemos de olvidar que la fe cristiana no es una ideología, sino un encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado. Santa Teresa de Jesús decía que “en la cruz está la gloria y el honor, y en el padecer dolor, vida y consuelo, y el camino más seguro para el cielo”.

Cuando descansamos en el Señor, cuando aprendemos a querer lo que Dios quiere, cuando buscamos su voluntad, cuando aprendemos a morir a nuestro yo, entonces entendemos que ese es el deseo del Espíritu Santo. A colación de esto, destacamos aquí el salmo de Mateo 13, 16 que dice: ¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron”.

Es importante preguntarnos que qué es lo que nos impide ver. Jesús nos pregunta ¿quieres curarte de tu ceguera? Hay varios ejemplos de ciegos con los que Cristo se ha encontrado en su camino, como el ciego de Jericó, llamado Bartimeo, que le pide ver; el ciego de nacimiento al que manda lavarse en la piscina de Siloé…Hay muchos tipos de ceguera, “caer en la miopía del juicio y de la mirada”. Según Peñalver “somos incapaces de vernos a nosotros mismos pero sí ver los pecados en los demás, el ciego que no quiere curarse y, la peor de todas, la de no descubrir el amor de Dios”.

Cuando un cristiano fija la mirada en Cristo se compromete más con los crucificados del mundo: los pobres, y no sólo pobres de dinero, sino de corazón, de espíritu, sin valores… ¡Señor, tu mirada enciende y trasciende nuestra vida!

Tampoco nos podemos olvidar de la mirada de nuestra madre, la Virgen, gran intercesora y a la que pedimos: “Madre regálanos tu mirada, que esa mirada nos ayude a mirar mejor a los demás, a encontrarnos con tu hijo”.

Otro de los actos fue el Vía Crucis del viernes 31 de marzo. Miles de cursillistas se congregaron en la Iglesia de las Anas para acompañar al Cristo de la Mirada, en sus 14 estaciones leídas por varios hermanos, hasta llegar a la Plaza del Cardenal Belluga: “Cuando nos sintamos incapaces de llegar a la meta, ayúdanos a superar nuestra debilidad. Ayúdanos a remontar nuestras caídas y nuestras lejanías de ti. Queremos y necesitamos seguirte de cerca. Mantén siempre encendida nuestra esperanza”. Al finalizar el recorrido se colocó la imagen en el presbiterio de la Catedral donde permaneció durante la celebración de la Eucaristía oficiada por el consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, D. Jesús Aguilar, y el viceconsiliario de Movimiento de Cursillos, D. Francisco Azorín.

Por último, el sábado 1 de abril se celebró en la iglesia de las Anas, ante el Cristo de la Mirada, la Sabatina, justo antes del Sábado Santo. Sor María Belén Marín fue la encargada de leerla junto a los hermanos que allí pudimos disfrutar de una mañana que, a pesar de no salir el sol, estuvo radiante de luz. El padre Azorín incidió que un sábado no se concibe sin María, y afirmó que con Ella “el cristiano espera la Resurrección”.

No quisiera terminar sin mencionar las palabras de San Antonio de Padua a nuestra Virgen “María es como el arco-iris, señal de reconciliación entre Dios y los hombres. Es como un capullo de rosa que abre sus pétalos en pleno invierno; como un lirio que crece junto a la corriente de las aguas; como un incienso que esparce suaves aromas. Ella es un cáliz de oro cubierto de piedras preciosas, un olivo que jamás pierde su follaje, un ciprés que se eleva sobre todos los árboles del bosque”.

María Ángeles Villa

Miembro Movimiento Cursillos de Cristiandad de Murcia

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