EVANGELIO DEL DÍA: Lc 11, 37-41: Dad limosna de lo que hay dentro.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 11, 37-41: Dad limosna de lo que hay dentro.

Cuando terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy el Señor viene a recordarnos que no es la apariencia, que no se queda en lo externo, que mira al corazón. El Papa Francisco en las misas matutinas de Santa Marta nos comenta este pasaje evangélico: “Se escandalizaban de las cosas que hacía Jesús cuando perdonaba los pecados, cuando curaba en sábado. Se rasgaban las vestiduras: “¡Qué escandalo! Ese no es de Dios, porque lo que hay que hacer es esto”. No les importaba la gente: les importaba la Ley, las prescripciones, las rúbricas. Pero Jesús acepta la invitación a comer del fariseo, porque es libre, y va a su casa. Al fariseo, escandalizado por su comportamiento que traspasa las reglas, Jesús le dice: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad». No son palabras bonitas. Jesús hablaba claro, no era hipócrita. Hablaba claro. Y le dice: “¿Pero, porqué miráis lo externo? Mira qué hay dentro”. Otra vez les dijo: «Sois como sepulcros blanqueados». ¡Bonito piropo! Bellos por fuera, todos perfectos… Pero por dentro llenos de podredumbre, es decir, de rapiña y maldad, les dice. Jesús distingue las apariencias de la realidad interna. Estos señores son los “doctores de las apariencias”: siempre perfectos, pero ¿por dentro qué hay?”

No olvidemos que de un corazón convertido brotarán el bien, es del corazón de donde brotan las buenas acciones y que hemos de esforzarnos por fomentar la bondad del corazón que nos lleve a crecer en el amor y repercuta en los demás. La llamada fundamental es a la caridad, al ejercicio de ella en nuestro día a día, el proyecto fundamental del hombre es amar. La limosna hace puro el corazón del hombre si es el resultado del amor a los demás. Lo que brota del corazón es lo que mancha al hombre o lo que lo engrandece. “Por sus frutos los conoceréis” nos resalta la Sagrada Escritura. La autenticidad del amor a Dios se pone a prueba en el amor al prójimo. Ser cristiano significa poner primero el amor. Todo lo demás, ceremonias, liturgias, ritos… son formas que si se hacen de corazón agradan a Dios, pero carecen de sentido si les falta la caridad, ya nos lo recuerda S. Pablo en su himno a la caridad, “no me sirve, no me vale, si me falta el amor”.

Hoy hacemos memoria del que fue conocido como “el Papa bueno”, San Juan XXIII: “Angelo Giuseppe Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, diócesis y provincia de Bérgamo, el cuarto de trece  hermanos. Ese mismo día fue bautizado. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1904 en la Iglesia de Santa María in Monte Santo, en la Piazza del Popolo de Roma. En 1919 fue nombrado director espiritual del Seminario. Llamado a Roma por Benedicto XV como Presidente para Italia del Consejo central de la Pontificia Obra para la Propagación de la Fe, recorrió muchas diócesis italianas para organizar los Círculos Misioneros. En 1925 Pío XI lo nombró Visitador Apostólico para Bulgaria, elevándolo al episcopado con el título de Areópolis. Eligió como lema episcopal “Oboedientia et pax”, programa que siempre le acompañó.

El 6 de diciembre de 1944 Pío XII lo nombró Nuncio Apostólico en París. Siempre se caracterizó por la búsqueda de la simplicidad del Evangelio, incluso cuando trataba los más complejos asuntos diplomáticos. El deseo pastoral de ser sacerdote en cualquier circunstancia lo sostenía. Y una sincera piedad, que se transformaba cada día en un prolongado tiempo de oración y de meditación, lo animaba.
El 12 de enero de 1953 fue creado Cardenal y el 25 promovido al Patriarcado de Venecia. Estaba contento de poder dedicarse los últimos años de su vida al ministerio directo de la cura de almas, deseo que siempre le acompañó desde que se ordenó sacerdote. Con los años, crecía su confianza en el Señor, que se manifestaba en una entrega pastoral activa, dinámica y alegre.

Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. En sus cinco años como Papa, el mundo entero pudo ver en él una imagen auténtica del Buen Pastor. Humilde y atento, decidido y valiente, sencillo y activo, practicó los gestos cristianos de las obras de misericordia corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos, acogiendo a personas de cualquier nación y credo, comportándose  con todos con un admirable sentido de paternidad.

Convocó el Sínodo Romano, instituyó la Comisión para la revisión del Código de Derecho Canónico, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II. Como Obispo de la diócesis de Roma, visitó parroquias e iglesias del centro histórico y de la periferia. El pueblo veía en él un rayo de la  benignitas evangelica y lo llamaba “el Papa de la bondad”. Lo sostenía un profundo espíritu de oración; siendo el iniciador de la renovación de la Iglesia, irradiaba la paz de quien confía siempre en el Señor. Se lanzó decididamente por los caminos de la evangelización, del ecumenismo, del diálogo con todos, teniendo la preocupación paternal de llegar a sus hermanos e hijos más afligidos.
Murió la tarde del 3 de junio de 1963, al día siguiente de Pentecostés, en profundo espíritu de abandono a Jesús, deseando su abrazo, rodeado por la oración unánime de todo el mundo, que parecía haberse reunido en torno a él, para respirar con él el amor del Padre.
Juan XXIII fue declarado beato por el Papa Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000 en la Plaza de San Pedro, durante la celebración del Gran Jubileo del año 2000.

El Papa Francisco canonizó a Juan XXIII el 27 de abril de 2014” . (Subrayados del perfil biográfico ofrecido en la pagina del vaticano en el portal: www.vatican.va/juanXXIII/biografia)

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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