EVANGELIO DEL DÍA: Lc 15, 1-10: ¡Alegraos conmigo!. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 15, 1-10: ¡Alegraos conmigo!. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”. Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy, se nos presenta dos de las tres «parábolas de la misericordia». Es grande la alegría que sentimos al saber que Dios siempre está buscándonos, persiguiéndonos con su gracia, adelantándose a nuestras necesidades, cuidándonos como a niños recién nacidos. A veces sufrimos porque nos olvidamos de que Dios es nuestro Padre, el Buen Pastor, el que da la vida para que nos salvemos. Si viviéramos con esta esperanza, habría más confianza y, por tanto, más seguridad en nuestra vida. Enfrentaríamos las dificultades con mayor serenidad, porque sabemos que Dios está con nosotros, y que con Él siempre existen posibilidades de salvación, por más extraviada que parezca nuestra existencia. Su amor es fuerte. Cristo nos lleva sobre sus hombros.

Contamos con el comentario de este pasaje del Evangelio por el Papa Benedicto XVI, en el ángelus del 12 de septiembre de 2010: “En el Evangelio de este domingo —el capítulo 15° de san Lucas— Jesús narra las tres «parábolas de la misericordia». Cuando «habla del pastor que va tras la oveja perdida, de la mujer que busca la dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar. De hecho, el pastor que encuentra la oveja perdida es el Señor mismo que toma sobre sí, con la cruz, la humanidad pecadora para redimirla. […] Queridos amigos, ¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de ser pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de él. El libro del Éxodo nos muestra cómo Moisés, con confianza y súplica audaz, logró, por decirlo así, desplazar a Dios del trono del juicio al trono de la misericordia. El arrepentimiento es la medida de la fe; y gracias a él se vuelve a la Verdad. Escribe el apóstol san Pablo: «Encontré misericordia porque obré por ignorancia en mi infidelidad».”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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