EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 6,45-52: No tengáis miedo.
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice:
– «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy nos presenta al Señor en medio de la tormenta, caminando sobre las aguas y calmando a los discípulos, la invitación a no tener miedo, a confiar y dejarnos rescatar por Él.
Recurro al ángelus, del 13 de agosto de 2017, ya que el Papa Francisco comenta y profundiza sobre este pasaje evangélico: “Esta historia del Evangelio contiene un rico simbolismo y nos hace reflexionar sobre nuestra fe, como individuos y como comunidad eclesial, […] ¿Cómo es la fe en cada uno de nosotros y la fe de nuestra comunidad? El bote es la vida de cada uno de nosotros, pero también es la vida de la Iglesia; El viento contrario representa dificultades y pruebas. La invocación de Pedro: «¡Señor, ordéname que venga hacia ti!» Y su grito: «¡Señor, sálvame!» Se asemeja a nuestro deseo de sentir la cercanía del Señor, pero también al miedo y la angustia que acompañan los momentos más difíciles de nuestra vida y de nuestras comunidades, marcados por la fragilidad interna y las dificultades externas.
En ese momento, la palabra segura de Jesús no fue suficiente para Pedro, […] Esto es lo que nos puede pasar a nosotros también. […] El Evangelio de hoy nos recuerda que la fe en el Señor y su palabra no abre un camino donde todo sea fácil y pacífico; no nos aleja de las tormentas de la vida. La fe nos da la seguridad de una Presencia, la presencia de Jesús que nos impulsa a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos agarra para ayudarnos a enfrentar las dificultades, mostrándonos el camino incluso cuando está oscuro. En resumen, la fe no es una salida a los problemas de la vida, sino que apoya el camino y le da sentido.
Este episodio es una imagen maravillosa de la realidad de la Iglesia de todos los tiempos: un barco que, a lo largo del cruce, también debe enfrentar vientos y tormentas, que amenazan con abrumarla. Lo que la salva no es el coraje y las cualidades de sus hombres: la garantía contra el naufragio es la fe en Cristo y en su palabra. Esta es la garantía: la fe en Jesús y en su palabra. En este barco estamos a salvo, a pesar de nuestras miserias y debilidades, especialmente cuando nos arrodillamos y adoramos al Señor, como los discípulos que, al final, «se inclinaron ante él, diciendo:» Verdaderamente usted es el Hijo de Dios. ! «». Qué bueno decirle esta palabra a Jesús: «¡Verdaderamente eres el Hijo de Dios!”[…]
Que la Virgen María nos ayude a permanecer firmes en nuestra fe para resistir las tormentas de la vida, a permanecer en el barco de la Iglesia, evitando la tentación de subirse a los hechizos pero inseguros barcos de ideologías, modas y consignas.” (la traducción del texto italiano no es la oficial ha sido realizado con el traductor de google).
Hoy Cristo nos invita a permanecer en su amor y a ser fuertes ante las dificultades. Porque Él está con nosotros y sólo con Él seremos capaces de vencer los vientos más fuertes que arrecien contra nuestra barca.
Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.