En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: «¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene». Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado». Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El evangelista ya nos pone en alerta “los judios trataban de matarlo” “tampoco sus hermanos creían en él” nos anticipa la persecución del justo, vemos el destino del Señor sufriendo el rechazo de sus contemporáneos, tuvo que subir a la fiesta escondiéndose, no abiertamente. Nos consuelan mucho las palabras del Salmo: “aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor”. Pero duele ver como los suyos habiendo sido testigos de cantidad de obras en beneficio de las gentes, de haber oido sus enseñanzas y palabras, pero aun así, no lo conocían, porque cerraban su corazón a Él.
El Papa Benedicto XVI en su primera encíclica ya nos advertía que ser cristiano no se trata de saber mucho sobre Jesús, “no comienza uno a ser cristiano sabiendo muchas cosas sobre Jesús, sino teniendo un encuentro personal con el Dios vivo”. Este tiempo de cuaresma se nos esta invitando a acogerle, a escuchar su Palabra, a descubrir su cercanía, el Señor quiere colmar la sed de amor que anhela todo corazón, desea llenar de plenitud y vida nuestra existencia. En otras palabras, tiene sed de que correspondamos a su inmenso amor. ¡Que descubramos que nadie nos ama como Él!