Mt 13,1-9: Cayó en tierra buena y dio fruto

Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. 
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. 
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. 
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. 
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. 
El que tenga oídos, que oiga».
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
El Evangelio de hoy nos vuelve a presentar la parábola del sembrador, no hace mucho, para ser más exactos el domingo XV del Tiempo Ordinario, concretamente,  el 16 de julio de este mismo año, la liturgia nos ofrecía este pasaje y como tenemos la catequesis dada por el Papa Francisco  de hace dos domingos,  la comparto como ayuda para nuestra meditación: “Hoy el Evangelio nos presenta la parábola del sembrador. La de la “siembra” es una imagen muy hermosa, y Jesús la usa para describir el don de su Palabra. Imaginemos una semilla: es pequeña, casi no se ve, pero hace crecer plantas que dan frutos. La Palabra de Dios es así; pensemos en el Evangelio, un pequeño libro, sencillo y al alcance de todos, que produce vida nueva en quien lo acoge. Por tanto, si la Palabra es la semilla, nosotros somos el terreno: podemos recibirla o no. Pero Jesús, “buen sembrador”, no se cansa de sembrarla con generosidad. Conoce nuestro terreno, sabe que las piedras de nuestra inconstancia y las espinas de nuestros vicios pueden sofocar la Palabra, y sin embargo espera, siempre espera que nosotros podamos dar fruto abundante.
Así actúa el Señor y así estamos llamados a actuar también nosotros: a sembrar sin cansarnos. ¿Pero cómo se puede hacer esto, sembrar continuamente sin cansarnos? […] No olvidemos nunca, cuando anunciamos la Palabra, que también donde parece que no sucede nada, en realidad el Espíritu Santo está trabajando y el reino de Dios ya está creciendo, a través y más allá de nuestros esfuerzos. Por eso, ¡adelante con alegría, queridos hermanos y hermanas! Recordemos a las personas que han puesto la semilla de la Palabra de Dios en nuestra vida – cada uno de nosotros piense: “¿cómo empezó mi fe?” -[…] A la luz de todo esto podemos preguntarnos: ¿yo siembro el bien? ¿Me preocupo solo por recoger para mí o también de sembrar para los otros? ¿Lanzo algunas semillas del Evangelio en la vida de todos los días: estudio, trabajo, tiempo libre? ¿Me desanimo o, como Jesús, sigo sembrando, también si no veo resultados inmediatos? María, […] nos ayude a ser sembradores generosos y alegres de la Buena Noticia.”
También hoy celebramos la memoria obligatoria de los padres de la bienaventurada Virgen María, a los santos Joaquín y Ana, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos, unido a esta memoria  se encuentra la Jornada Mundial de los abuelos y personas mayores, en este año en su mensaje el Papa Francisco propone como lema: “«Su misericordia se extiende de generación en generación» […] Dios desea que, como hizo María con Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente.
[…] El Señor espera que los jóvenes, al encontrarse con los ancianos, acojan la llamada a custodiar la memoria y reconozcan, gracias a ellos, el don de pertenecer a una historia más grande. La amistad con una persona anciana ayuda al joven a no reducir la vida al presente y a recordar que no todo depende de sus capacidades. Para los más ancianos, en cambio, la presencia de un joven les da esperanza de que todo lo que han vivido no se perderá y que sus sueños pueden realizarse. […] En el encuentro entre María e Isabel, entre jóvenes y ancianos, Dios nos da su futuro. […] son los ancianos quienes nos transmiten la pertenencia al Pueblo santo de Dios. Tanto la Iglesia como la sociedad los necesita. Ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el futuro. Honrémoslos, no nos privemos de su compañía y no los privemos de la nuestra; no permitamos que sean descartados.
La Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores quiere ser un pequeño y delicado signo de esperanza para ellos y para toda la Iglesia. Renuevo por ello mi invitación a todos —diócesis, parroquias, asociaciones y comunidades— a celebrar esta Jornada, poniendo en el centro la alegría desbordante de un renovado encuentro entre jóvenes y ancianos. A ustedes, jóvenes, que se están preparando para ir a Lisboa o que vivirán la Jornada Mundial de la Juventud en sus lugares de origen, quisiera decirles: antes de ponerse en camino vayan a encontrar a sus abuelos, hagan una visita a un anciano que esté solo. Su oración los protegerá y llevarán en el corazón la bendición de ese encuentro. A ustedes ancianos les pido que acompañen con la oración a los jóvenes que van a celebrar la JMJ. Estos muchachos son la respuesta de Dios a sus peticiones, el fruto de lo que sembraron, el signo de que Dios no abandona a su pueblo, sino que siempre lo rejuvenece con la fantasía del Espíritu Santo.
Queridos abuelos, queridos hermanos y hermanas mayores, que la bendición del abrazo entre María e Isabel los alcance y colme de paz vuestros corazones. Los bendigo con afecto. Y ustedes, por favor, recen por mí.”
Anoche participamos en la despedida a la primera comitiva de los jovenes de la delegación de nuestra diócesis, a los de la hospitalidad joven de Lourdes y a nuestros seminaristas,  que junto con sus formadores viviran intensamente la Jornada Mundial de la Juventud, ellos,  antes del encuentro con el Papa en Lisboa pasaran unos días en las diócesis con jovenes de todo el mundo,  en las distintas diócesis de Portugal, después,  se unirán más jovenes de nuestra diócesis, tanto de la delegación como de distintos movimientos y grupos venidos de las parroquias que participaran en el encuentro con el Papa,  en la JMJ Lisboa 2023 , a partir del 2 de agosto tendrán la ceremonia de acogida, las catequesis, el via crucis, festivales, vigilia y la Misa de envío con el Papa. Os invito a que durante todos estos días los tengamos presentes en nuestras oraciones,  para que,  puedan vivir el momento de gracia y desbordamiento del Espíritu Santo y sean muchos los frutos de esta peregrinación.
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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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