Mt 28,16-20: Yo estoy con vosotros todos los días

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En este domingo nos encontramos con una fiesta del Señor, donde nos acercamos a dos realidades: su ausencia y su presencia, en el Evangelio de Mateo se nos invita a ir, a salir para anunciar a todos los pueblos el mensaje del Señor, a anunciar la salvación, “Id, y haced discípulos a todos los pueblos”, pero con su presencia, “Yo estaré con vosotros siempre”, Jesús va al Padre y envía a sus discípulos al mundo, llevar al hombre a Dios; voy a tomar para la meditación de este día un texto de San Juan Pablo II:

“Con esta fiesta recordamos que Jesús, después de su resurrección, se apareció a los discípulos durante cuarenta días, al cabo de los cuales, habiéndolos conducido al monte de los Olivos, «lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista». El Redentor, resucitado y elevado al cielo, constituye para los creyentes el ancla de salvación y de consuelo en el compromiso diario al servicio de la verdad y de la paz, de la justicia y de la libertad. Al subir al cielo, nos vuelve a abrir el camino hacia la patria celestial, pero no para evadirnos de la historia, sino para infundir esperanza en nuestro camino. […] después de la Ascensión, los discípulos vivieron en el cenáculo, esperando al Espíritu Santo prometido por Cristo. En medio de ellos estaba también María, la Madre de Jesús. Mientras nos preparamos para celebrar, el domingo próximo, la solemne fiesta de Pentecostés, invoquemos con María al Espíritu Santo, para que infunda en los cristianos un nuevo impulso misionero y guíe los pasos de la humanidad por la vía de la solidaridad y la paz. (S. Juan Pablo II, Regina Caeli, 12 de mayo 2002).

En el mensaje para este año para la Jornada Mundial de las comunicaciones Sociales, el Papa Francisco, ha escogido como lema: “Hablar con el corazón, en la verdad y en el amor”(Ef.4,15). Comparto algunos subrayados de dicho mensaje: “[…]quisiera centrarme en “hablar con el corazón”. […]Una vez que hayamos escuchado al otro con corazón puro, lograremos hablar «en la verdad y en el amor». No debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda, sino a hacerlo sin caridad, sin corazón. […] La llamada a hablar con el corazón interpela radicalmente nuestro tiempo, tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad. […]A los cristianos, en especial, se nos exhorta continuamente a guardar la lengua del mal […] De nuestra boca no deberían salir palabras malas, sino más bien palabras buenas «que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan» (Ef 4,29).[…]Uno de los ejemplos más luminosos y, aún hoy, fascinantes de “hablar con el corazón” está representado en san Francisco de Sales, doctor de la Iglesia, […] patrono de los periodistas católicos por parte de Pío XI […] Su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso de Dios. […] Para san Francisco de Sales, es precisamente «en el corazón y por medio del corazón donde se realiza ese sutil e intenso proceso unitario en virtud del cual el hombre reconoce a Dios». “Amando bien” […] A partir de este “criterio del amor”, y a través de sus escritos y del testimonio de su vida, el santo obispo de Ginebra nos recuerda que “somos lo que comunicamos”. […] Una comunicación cuyas bases sean la humildad en el escuchar y la parresia en el hablar; que no separe nunca la verdad de la caridad. […] Hablar con el corazón es hoy muy necesario para promover una cultura de paz allí donde hay guerra; para abrir senderos que permitan el diálogo y la reconciliación allí donde el odio y la enemistad causan estragos. […] Se debe promover, […] una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos.[…]”

Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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