Mt 6, 19-23: Haceos tesoros en el cielo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad! 
PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:
En el Evangelio de hoy nos advierte el Señor de la actitud ante los bienes y las riquezas de este mundo. ¿Donde está puesto nuestro corazón? ¿Cual es nuestro tesoro?
Comparto una exhortación del Papa Benedicto XVI, en el ángelus del 24 de agosto de 2008, donde proclamaba con mucha fuerza: “Cristo es el verdadero «tesoro» por el que vale la pena sacrificarlo todo; él es el amigo que nunca nos abandona, porque conoce las expectativas más íntimas de nuestro corazón. Jesús es el «Hijo del Dios vivo», el Mesías prometido, que vino a la tierra para ofrecer a la humanidad la salvación y para colmar la sed de vida y de amor que siente todo ser humano. ¡Cuán beneficioso sería para la humanidad si acogiera este anuncio que conlleva la alegría y la paz!”
En la homilia diaria de Santa Marta el Papa Francisco, el 20 de junio de 2014, abordaba este pasaje: “El consejo de Jesús es sencillo: no acumuléis tesoros en la tierra. Es un consejo de prudencia. Son tres, en particular, los tesoros de los cuales Jesús pone en guardia muchas veces. El primer tesoro, es el oro, el dinero, las riquezas. Y en efecto, no estas a salvo con este, porque quizá te lo roben. NO estas a salvo con las inversiones: quizá caiga la bolsa y tú te quedes sin nada. Y dime: un euro más ¿te hace más feliz o no?… las riquezas son un tesoro peligroso, si tú las acumulas como un tesoro, te roban el alma. Jesús en el evangelio vuelve sobre este argumento, sobre las riquezas, sobre el peligro de las riquezas, sobre el poner las esperanzas en las riquezas…El Segundo tesoro, es la vanidad, es decir, buscar tener prestigio, hacerse ver. Jesús condena siempre esta actitud: Pensemos en lo que dice a los doctores de la ley cuando ayunan, cuando dan limosna, cuando oran para hacerse ver… Y el tercer tesoro, es el orgullo, el poder que Jesús indica como inútil y peligroso…tú estas ahí y mañana caes, porque el poder acaba, cuantos grandes, orgullosos, hombres y mujeres de poder han acabado en el anonimato, en la miseria, en la prisión…
He aqui, pues, la esencia de la enseñanza de Jesús: ¡No acumuleis!¡No acumuleis dinero, no acumuleis vanidad, no acumuleis orgullo, poder!¡Estos tesoros no sirven!…donde está tu tesoro allí está tu corazón. Este es precisamente el mensaje de Jesús: tener un corazón libre… y un corazón libre se puede tener solo con los tesoros del cielo: el amor, la paciencia, el servicio a los demás, la adoración a Dios. Estas son las verdaderas riquezas que no son robadas…un corazón libre es un corazón luminoso, que ilumina a los demás, que hace ver el camino que lleva a Dios”.
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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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