EVANGELIO DEL DÍA: Jn 11,19-27: Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Jn 11,19-27: Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se entero de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
–Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
Jesús le dijo:
–Tu hermano resucitará.
Marta respondió:
–Sé que resucitará en la resurrección del último día.
Jesús le dice:
–Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Ella le contestó:
–Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy nos presenta la fe de Marta, hace dos domingos, en el domingo decimosexto del tiempo ordinario, nos encontrábamos con Marta y se nos destacaba su hospitalidad, aunque recibía de Ntro. Señor la corrección de que vivía agobiada y angustiada por tantas cosas y solo una es necesaria, se le invitaba a escuchar la Palabra de Dios, a no vivir enfrentados el servicio con la contemplación, más bien son necesarias, se complementan.

En el Ángelus del 10 de abril de 2011, el Papa emérito, Benedicto XVI, comenta el pasaje evangélico para celebrar la memoria de Santa Marta: “En el Evangelio de hoy —la resurrección de Lázaro—, escuchamos la voz de la fe de labios de Marta, la hermana de Lázaro. A Jesús, que le dice: «Tu hermano resucitará», ella responde: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Y Jesús replica: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá». Esta es la verdadera novedad, que irrumpe y supera toda barrera. Cristo derrumba el muro de la muerte; en él habita toda la plenitud de Dios, que es vida, vida eterna. Por esto la muerte no tuvo poder sobre él; y la resurrección de Lázaro es signo de su dominio total sobre la muerte física, que ante Dios es como un sueño.

Pero hay otra muerte, que costó a Cristo la lucha más dura, incluso el precio de la cruz: se trata de la muerte espiritual, el pecado, que amenaza con arruinar la existencia del hombre. Cristo murió para vencer esta muerte, y su resurrección no es el regreso a la vida precedente, sino la apertura de una nueva realidad, una «nueva tierra», finalmente unida de nuevo con el cielo de Dios.”

El Papa Francisco, en la Audiencia General del 26 agosto 2015, nos destaca las visitas de Jesus a sus amigos y su relación con Marta: “(Marta y María) aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares: la belleza de la fiesta, la serenidad del trabajo, el espíritu de oración. La visita de Jesús, a quien querían mucho, era su fiesta. Pero un día Marta aprendió que el trabajo de la hospitalidad, incluso siendo importante, no lo es todo, sino que escuchar al Señor, como hacía María, era la cuestión verdaderamente esencial, la «parte mejor» del tiempo. La oración brota de la escucha de Jesús, de la lectura del Evangelio. No os olvidéis de leer todos los días un pasaje del Evangelio. La oración brota de la familiaridad con la Palabra de Dios. […] es Jesús quien viene entre nosotros, como iba a la familia de Marta, María y Lázaro.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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