EVANGELIO DEL DÍA: Lc 1, 67-79: Bendito sea el Señor.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Lc 1, 67-79: Bendito sea el Señor.

Entonces Zacarías, su padre, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio nos encontramos el Benedictus o canto de Zacarias, quien recuperado el habla, bendice a Dios por el cumplimiento de sus promesas. El Benedictus, al igual que el Magnificat, se repite cada día en la oración de la Iglesia, en la liturgia de las horas, en laudes y vísperas, respectivamente.

La primera parte del Benedictus es un himno de bendición y acción de gracias a Dios, y la segunda es una visión esperanzadora del futuro, gracias a la intervención del precursor, que abre paso al Mesías ya inminente.

El Benedictus es un canto de optimismo y de alegre esperanza, gracias a la presencia del Dios redentor que ama al hombre.

Cuando estemos tentados de pesimismo, hemos de recordar que Dios ama al hombre.

El Papa S. Juan Pablo II en la audiencia del 1 de octubre de 2003 realiza una catequesis sobre el Benedictus: “Nos hallamos ante una bendición que proclama las acciones salvíficas y la liberación ofrecida por el Señor a su pueblo. Es, pues, una lectura «profética» de la historia, o sea, el descubrimiento del sentido íntimo y profundo de todos los acontecimientos humanos, guiados por la mano oculta pero operante del Señor, que se entrelaza con la más débil e incierta del hombre. […]“Nos visitará el sol que nace de lo alto». La expresión, a primera vista paradójica porque une «lo alto» con el «nacer», es, en realidad, significativa. […] En la tradición bíblica ambas imágenes tienen un valor mesiánico. […] con Cristo aparece la luz que ilumina a toda criatura y florece la vida, como dirá el evangelista san Juan uniendo precisamente estas dos realidades:  «En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres».

Hoy concluye el Adviento, el tiempo de la espera. ¿Estamos preparados para la llegada del Señor? El Señor que tiene todo en sus manos, baja realmente hasta cada uno para mostrarnos su amor. ¡Dios con nosotros! que nace y nos muestra la ternura del amor de Dios. Se hace pequeño, dependiente, necesitado, débil… sólo podemos amarle. Dejemos todas las distracciones y recibamos esa luz de Dios que viene a iluminar nuestra vida. Dejemos que su humildad nos cambie. Sintamos su gracia salvadora que se nos entrega personalmente. Dios nos ama.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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