EVANGELIO DEL DÍA: Mc 10,1-12: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 10,1-12: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba:
-¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?
El les replicó:
-¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron:
-Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo:
-Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. El les dijo:
-Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy el Señor nos habla del matrimonio, de la indisolubilidad del matrimonio. Ante Dios son “una sola carne”, unión de vidas, de proyectos, de corazón. La doctrina de la iglesia se ha basado en la fidelidad a la palabra de Cristo, hoy, se corre el riesgo de ser catalogado de retrogrado por mantener la fidelidad de la pareja, la unión entre un hombre y una mujer, el deseo de Dios es la indisolubilidad de la unión entre el hombre y la mujer que se unen para formar “una sola carne”. Podemos profundizar en los puntos del catecismo de la iglesia católica a partir de los números de 1646 (fidelidad del amor conyugal).

El Papa Francisco en abril del 2014 en la audiencias las dedicó a los sacramentos y concretamente dedica una al matrimonio: “… somos creados para amar, como reflejo de Dios y de su amor. Y en la unión conyugal el hombre y la mujer realizan esta vocación en el signo de la reciprocidad y de la comunión de vida plena y definitiva”.

Llevemos a nuestra oración de una manera especial a los matrimonios, a los que conocemos, a los que la vida nos ha presentado, a los que pueden necesitar más de nuestras oraciones, a los que están viviendo momentos de prueba, pidamos por su vocación, para que crezcan en el amor, irradien ese amor en el mundo.

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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