EVANGELIO DEL DÍA: Mc 3, 13-19: Instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 3, 13-19: Instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar.

Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él. E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios: Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy nos presenta la llamada a los Doce, al grupo de los apóstoles y los llamó primeramente para que estuvieran con Él y después les concedió la misión: a predicar, a sanar y expulsar demonios. La iniciativa de la llamada siempre es de Dios, ya nos lo recuerda Ntro. Señor, “no me habéis elegido vosotros a mí, he sido yo quien os he elegido, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y ese fruto dure”. Es el Señor el que ha puesto su mirada en ti, el que cuenta contigo, el que te da la oportunidad de colaborar con Él, muestra su deseo: tiene “sed” de tu respuesta, de tu amor, de tu entrega, de tu ofrecimiento. Que detalle, quiere contar con la respuesta de nuestra libertad, para entregarse y llenar de plenitud nuestra existencia. ¡Que privilegiados! Simplemente, por poder acoger su invitación. ¡Que suerte! El Señor te pide permiso para entregarse Él mismo y colmar de dicha tu existencia.
La iniciativa siempre es del Señor. Agradece al Señor la invitación que te ha realizado a su seguimiento.

El Papa Benedicto XVI en la Audiencia General del 15 de marzo de 2006 aborda la cuestión de la apostolicidad: “La Iglesia se constituyó sobre el fundamento de los Apóstoles como comunidad de fe, esperanza y caridad. A través de los Apóstoles, nos remontamos a Jesús mismo. […] Después de María, reflejo puro de la luz de Cristo, son los Apóstoles, con su palabra y su testimonio, quienes nos transmiten la verdad de Cristo. Sin embargo, su misión no está aislada, sino que se sitúa dentro de un misterio de comunión, que implica a todo el pueblo de Dios y se realiza por etapas, desde la antigua hasta la nueva Alianza. […] toda la misión del Hijo encarnado tiene una finalidad comunitaria: él ha venido precisamente para unir a la humanidad dispersa, ha venido para congregar, para unir al pueblo de Dios.
[…] Hemos escuchado el Evangelio sobre esta institución de los Doce. Leo una vez más su parte central: «Subió al monte y llamó a los que él quiso, y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce…». En el lugar de la revelación, «el monte», Jesús, con una iniciativa que manifiesta absoluta conciencia y determinación, constituye a los Doce para que sean con él testigos y anunciadores del acontecimiento del reino de Dios.
[…] El número Doce, que remite evidentemente a las doce tribus de Israel, ya revela el significado de acción profético-simbólica implícito en la nueva iniciativa de refundar el pueblo santo. […] Al elegir a los Doce, para introducirlos en una comunión de vida consigo y hacerles partícipes de su misión de anunciar el Reino con palabras y obras, Jesús quiere manifestar que ha llegado el tiempo definitivo en el que se constituye de nuevo el pueblo de Dios, el pueblo de las doce tribus, que se transforma ahora en un pueblo universal, su Iglesia. […] Los doce Apóstoles son así el signo más evidente de la voluntad de Jesús respecto a la existencia y la misión de su Iglesia, la garantía de que entre Cristo y la Iglesia no existe ninguna contraposición: son inseparables, a pesar de los pecados de los hombres que componen la Iglesia. Por tanto, es del todo incompatible con la intención de Cristo un eslogan que estuvo de moda hace algunos años: «Jesús sí, Iglesia no». Este Jesús individualista elegido es un Jesús de fantasía. No podemos tener a Jesús prescindiendo de la realidad que él ha creado y en la cual se comunica.
Entre el Hijo de Dios encarnado y su Iglesia existe una profunda, inseparable y misteriosa continuidad, en virtud de la cual Cristo está presente hoy en su pueblo. Es siempre contemporáneo nuestro, es siempre contemporáneo en la Iglesia construida sobre el fundamento de los Apóstoles, está vivo en la sucesión de los Apóstoles.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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