EVANGELIO DEL DÍA: Mc 4, 26-34: La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 4,26-34: La semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.»
Dijo también:
-« ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.»
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy nos propone dos breves parábolas: la de la semilla que crece por si misma y la del grano de mostaza. Comenzare compartiendo la reflexión realizada en el ángelus del 14 de junio de 2015 por el Papa Francisco:

“A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias del Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia.
En la primera parábola la atención se centra en el hecho que la semilla, echada en la tierra, se arraiga y desarrolla por sí misma, independientemente de que el campesino duerma o vele. Él confía en el poder interior de la semilla misma y en la fertilidad del terreno… Dios mismo la hace germinar…todo esto nos hace comprender que es siempre Dios, es siempre Dios quien hace crecer su reino… es Él quien lo hace crecer, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera con paciencia sus frutos.

…La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza…Así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante.
Para entrar a formar parte de él es necesario ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; no actuar para ser importantes ante los ojos del mundo, sino preciosos ante los ojos de Dios, que tiene predilección por los sencillos y humildes.

…De estas dos parábolas nos llega una enseñanza importante: El Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor… la victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra.”

Hasta aquí las palabras del sucesor de San Pedro, y tenemos la gran suerte de que sea el Papa el que nos ayuda con sus palabras para nuestra meditación, simplemente, subrayar de las parábolas de hoy: con el primer ejemplo, que la semilla va creciendo sin que el sembrador sepa como, me impresiona la forma tan sencilla de explicar que hay cosas que no depende de nosotros, se nos comunica que Dios sigue trabajando aunque nosotros no nos demos cuenta, que el bien no hace ruido, me invita a confiar, por eso el creyente tiene que alejar todo atisbo de desaliento y pesimismo.
Y en la segunda parábola: la del grano de mostaza. Me alegra saber que para Dios no hay nada pequeño, lo hace grande la capacidad de amor que lleve, para Dios, todo tiene un gran valor.

Feliz domingo, feliz día del Señor. Que tengas un buen día.
J.A.M.(Chechu)sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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