EVANGELIO DEL DÍA: Mc 4,21-25: La medida que uséis la usarán con vosotros.

ranyelraw-15812985163-cathopic

EVANGELIO DEL DÍA:
Mc 4,21-25: La medida que uséis la usarán con vosotros.

Jesús dijo al gentío: «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga». Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

El Evangelio de hoy nos invita a no avergonzarnos de ser cristianos. ¡No debemos esconder nuestra fe en Cristo! Estamos llamados a ser luz para los demás. Todas nuestras obras han de transmitir que creemos en el Señor.

El Papa Francisco, en el ángelus, del 9 de febrero de 2014, aborda el tema de ser luz: “¡Qué hermosa misión la de dar luz al mundo! Es una misión que tenemos nosotros. ¡Es hermosa! Es también muy bello conservar la luz que recibimos de Jesús, custodiarla, conservarla. El cristiano debería ser una persona luminosa, que lleva luz, que siempre da luz. Una luz que no es suya, sino que es el regalo de Dios, es el regalo de Jesús. Y nosotros llevamos esta luz. Si el cristiano apaga esta luz, su vida no tiene sentido: es un cristiano sólo de nombre, que no lleva la luz, una vida sin sentido. […] Es precisamente Dios quien nos da esta luz y nosotros la damos a los demás. ¡Lámpara encendida! Ésta es la vocación cristiana.”

También el pasaje evangélico nos presenta una regla de vida: “La medida que uséis la usarán con vosotros”, tratar a los demás como queremos ser tratados. No nos dice que hagamos a los demás lo mismo que los demás nos hacen, sino que nos insiste en hacer a los demás lo que quisiéramos que hicieran por nosotros. Si esto ya nos parece mucho, no lo es todo. Estamos llamados a amar al que no te ama, incluso amar a quien te desea el mal. Hay que hacer todo movidos por el amor a Dios. Sólo el amor a Dios nos da la fuerza para amar, solo Él puede capacitarnos para amar, como Él nos ama.

También hoy celebramos a Santo Tomás de Aquino. Voy a valerme de algunas indicaciones dadas por el Papa Emérito en su audiencia del 2 de junio de 2010: “Tomás de Aquino mostró que entre fe cristiana y razón subsiste una armonía natural.[…]Tomás no sólo se dedicó al estudio y a la enseñanza, sino también a la predicación al pueblo. Y el pueblo de buen grado iba a escucharle. Es verdaderamente una gran gracia cuando los teólogos saben hablar con sencillez y fervor a los fieles. […] Los últimos meses de la vida terrena de Tomás están rodeados por una clima especial, incluso diría misterioso. En diciembre de 1273 llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle la decisión de interrumpir todo trabajo, porque durante la celebración de la misa había comprendido, mediante una revelación sobrenatural, que lo que había escrito hasta entonces era sólo «un montón de paja». Se trata de un episodio misterioso, que nos ayuda a comprender no sólo la humildad personal de Tomás, sino también el hecho de que todo lo que logramos pensar y decir sobre la fe, por más elevado y puro que sea, es superado infinitamente por la grandeza y la belleza de Dios, que se nos revelará plenamente en el Paraíso. […] Tomás murió mientras estaba de viaje hacia Lyon, a donde se dirigía para participar en el concilio ecuménico convocado por el Papa Gregorio x. Se apagó en la abadía cisterciense de Fossanova, después de haber recibido el viático con sentimientos de gran piedad.
La vida y las enseñanzas de santo Tomás de Aquino se podrían resumir en un episodio transmitido por los antiguos biógrafos. Mientras el Santo, como acostumbraba, oraba ante el crucifijo por la mañana temprano en la capilla de San Nicolás, en Nápoles, Domenico da Caserta, el sacristán de la iglesia, oyó un diálogo. Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo respondió: «Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?». Y la respuesta que dio Tomás es la que también nosotros, amigos y discípulos de Jesús, quisiéramos darle siempre: «¡Nada más que tú, Señor!».

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

Picture of Jesús Aguilar Mondéjar
Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

WhatsApp
Facebook
Email
Imagen del autor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
¿Hablamos?
Cursillos de Cristiandad - Murcia
Contáctanos si necesitas algo 😊