EVANGELIO DEL DÍA: Mt 6, 7-15: Vosotros orad así.

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EVANGELIO DEL DÍA:
Mt 6, 7-15: Vosotros orad así.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

PISTAS PARA LA MEDITACIÓN:

En el Evangelio de hoy el Señor nos presenta la oración, y el primer consejo: es que no necesita de muchas palabras, Dios nos conoce y sabe lo que necesitamos, es verdad, que solo la persona de fe, acude a Él y le presenta su realidad, sus cosas, le abre el corazón y agradece su amor, adora, alaba y bendice, con la intimidad y la confianza de saber que sus suplicas y necesidades van a ser acogidas y escuchadas, por quien tanto nos ama.

Cuando los discípulos suplicaron al Señor que les enseñara a orar, es cuando nos entrega la oración más grande, “cuando oréis, orad así”: y les entrego el Padrenuestro.

El Papa Francisco en la Audiencia general del 14 de marzo de 2018, en las catequesis de la santa Misa: “ “Padre Nuestro”. Esta no es una de las muchas oraciones cristianas, sino que es la oración de los hijos de Dios: es la gran oración que nos enseñó Jesús. De hecho, entregado el día de nuestro bautismo, el “Padre Nuestro” nos hace resonar en nosotros esos mismos sentimientos que estaban en Cristo Jesús. Cuando nosotros rezamos el “Padre Nuestro”, rezamos como rezaba Jesús. Es la oración que hizo Jesús, y nos la enseñó a nosotros; cuando los discípulos le dijeron: “Maestro, enséñanos a rezar como tú rezas. Y Jesús rezaba así. ¡Es muy hermoso rezar como Jesús! Formados en su divina enseñanza, osamos dirigirnos a Dios llamándolo “Padre” porque hemos renacido como sus hijos a través del agua y el Espíritu Santo. Ninguno, en realidad, podría llamarlo familiarmente “Abba” -“Padre”- sin haber sido generados por Dios, sin la inspiración del Espíritu, como enseñaba San Pablo. Debemos pensar: nadie puede llamarlo “Padre” sin la inspiración del Espíritu. Cuántas veces hay gente que dice “Padre Nuestro”, pero no sabe que dice. Porque sí, es el Padre, ¿pero tú sientes que cuando dices “Padre” Él es el Padre, tú Padre, el Padre de la humanidad, el Padre de Jesucristo? ¿Tú tienes una relación con ese Padre? Cuando rezamos el “Padre Nuestro”, nos conectamos con el Padre que nos ama, pero es el Espíritu quien nos da ese vínculo, ese sentimiento de ser hijos de Dios. ¿Que oración mejor que la enseñada por Jesús puede disponernos a la Comunión sacramental con Él? Más allá de la Misa, el “Padre Nuestro” debe rezarse por la mañana y por la noche, en los Laudes y en las Vísperas; de tal modo, el comportamiento filial hacia Dios y de fraternidad con el prójimo contribuyen a dar forma cristiana a nuestros días.

En la oración del Señor -en el “Padre Nuestro”-pidamos el “pan cotidiano”, en el que vemos una referencia particular al Pan Eucarístico, que necesitamos para vivir como hijos de Dios. Imploramos también el “perdón de nuestras ofensas” y para ser dignos de recibir el perdón de Dios nos comprometemos a perdonar a quien nos ha ofendido. Y esto no es fácil. Perdonar a las personas que nos han ofendido no es fácil; es una gracia que debemos pedir: “Señor, enséñame a perdonar como tú me has perdonado”. Es una gracia. Con nuestras fuerzas nosotros no podemos: es una gracia del Espíritu Santo perdonar. Asi, mientras nos abre el corazón a Dios, el “Padre Nuestro” nos dispone también al amor fraternal. Finalmente, le pedimos nuevamente a Dios que nos “libre del mal” que nos separa de Él y nos separa de nuestros hermanos.”

Que tengas un buen día.
Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote.

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Jesús Aguilar Mondéjar

Consiliario del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena.

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